Educación financiera y asociatividad empresarial son factores que se asocian con que un microempresario ahorre por medio de instrumentos formales.
Las empresas que se ubicaban en zonas rurales contaban con una mayor disposición a ahorrar frente a sus pares urbanas.
La pandemia generada por cuenta del Covid-19 representó un reto enorme para el aparato empresarial colombiano. En especial, el segmento que quedo más expuesto a este suceso fueron los microempresarios, caracterizados por contar con altos niveles de informalidad, limitada dotación tecnológica y un bajo acceso a financiamiento formal.
De hecho, la Encuesta de Micronegocios (EM) del Dane mostró que solo el 25% de las microempresas encuestadas había ahorrado en 2019 y menos del 20% habían solicitado un crédito en el mismo lapso. Así, se expuso la baja penetración de este tipo de instrumentos, los cuales pueden ser útiles para mitigar los efectos del deterioro en la actividad productiva de las firmas en periodos de crisis.
Precisamente, con el fin de entender las razones que llevan a que un microempresario ahorre y, a su vez, elija un vehículo financiero para hacerlo, el equipo de análisis económico de Banca de las Oportunidades, con la información de la EM de 2019, publicó el estudio “Factores que inciden en la decisión de ahorro de los microempresarios”.
La importancia de este estudio radica en que desde la perspectiva de la inclusión financiera el ahorro puede representar una puerta de entrada al sistema financiero para los microempresarios. De hecho, las características de algunos productos de depósito como la cuenta de ahorros, permite que a través de ellos se genere un historial transaccional de sus operaciones financieras, incluyendo sus ingresos y gastos. Dicha generación de información contribuye a que, en segunda instancia, los dueños de estas firmas puedan acceder a créditos o seguros.
PRINCIPALES HALLAZGOS
Los principales resultados del estudio mostraron que variables como la educación financiera, el grado de asociatividad empresarial, el uso de internet para realizar transacciones y el nivel de ingreso incidieron favorablemente en la probabilidad de que un microempresario ahorre, y además, seleccione un mecanismo formal para hacerlo.
Otro aspecto que se encontró fue que las empresas que se ubicaban en zonas rurales contaban con una mayor disposición a ahorrar frente a sus pares urbanas. No obstante, cuando se evaluó la elección del mecanismo por el cual guardaron su dinero, las empresas que se hallaban en centros urbanos presentaron una mayor probabilidad de elegir un instrumento formal.
Por otra parte, en las microempresas cuya propietaria era una mujer hubo una mayor intención de ahorrar que aquellas cuyo dueño era un hombre. No obstante, no se encontraron resultados concluyentes por sexo a la hora de determinar la elección del vehículo de ahorro. Finalmente, las empresas que eran formales tuvieron una mayor inclinación a utilizar productos financieros autorizados en comparación con las firmas informales.
REFLEXIONES FINALES
La correlación positiva que tuvieron la educación financiera, el grado de asociatividad empresarial y la utilización de internet para realizar transacciones con el ahorro de los microempresarios, da indicios de la importancia que tienen las iniciativas públicas y privadas encaminadas a estos frentes. En particular, los resultados para esta última variable indicarían que un mayor grado de digitalización en la economía estaría contribuyendo a generar mejores prácticas en el manejo de los productos financieros por parte de los empresarios.
Adicionalmente, es necesario continuar analizando estrategias que fomenten el ahorro formal en zonas rurales, pues las microempresas que se ubican en estos territorios tienden a preferir alternativas informales, pese a tener mayor inclinación a ahorrar que las firmas urbanas.
Finalmente, este tipo de estudios reflejan la relevancia de continuar construyendo cada vez más información sobre las necesidades de financiamiento y de ahorro de las microempresas. En efecto, los sucesos derivados de la pandemia obligan a hacer un monitoreo constante de este tipo de firmas, de forma que se continúen implementando estrategias de política pública para que ellas logren sortear satisfactoriamente escenarios de menor dinamismo en la economía.
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