miércoles, octubre 11, 2023

En qué casos debe declarar renta un pensionado?

 Los ingresos pensionales no están gravados con el impuesto a la renta, por lo tanto, la obligación a cargo por este concepto es cero


De acuerdo con un grupo de expertos en Tributación y Ciencias Económicas de reconocidas universidades del país, las personas pensionadas en Colombia no deben declarar renta por los ingresos devengados bajo este concepto.

Camilo Diaz, Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, explicó que en efecto, las pensiones no hacen parte de la base gravable de renta, ni de la rete fuente. Por este motivo, una persona cuyos ingresos procedan 100% de su pensión (sea bajo, medio o alto el monto mensual) estará exenta al pago de este impuesto.


El docente de la Unal aclaró que “las obligaciones tributarias de los pensionados están vinculadas al IVA y el imposconsumo cuando compran bienes o en restaurantes”.

No obstante, Cesar Cermeño, abogado de la Universidad de los Andes, hizo la precisión de que si bien, no deben cumplir con esta obligación tributaria por los recursos recaudados de las AFP, la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian) sí les aplica los mismos requisitos que a otras personas naturales para declarar renta.

En este sentido, un pensionado está obligado a declarar y pagar en caso de que haya obtenido ingresos brutos igual o superiores a 1.400 UVT durante el respectivo año gravable; si para el último día del respectivo año gravable el patrimonio bruto fue igual o superior a 4.500 UVT; si los consumos mediante tarjetas de crédito fueron iguales o superiores a 1.400 UVT durante el respectivo año gravable o si el valor total acumulado de consignaciones bancarias, depósitos o inversiones financieras fueron iguales o superiores a 1.400 UVT durante el respectivo año gravable.

Ante esta afirmación, la Dian afirmó que la condición de pensionados no los exime del deber formal de declarar, no obstante, al hacerlo las rentas por pensiones serán gravadas sólo en la parte del pago mensual que exceda de 1000 UVT.

La entidad también aclaró que aquellos pensionados que reciban recursos adicionales y cumplan con las condiciones de esta obligación tributaria (declaración de renta) deben declarar dichos ingresos a la cédula que corresponda, conforme a la naturaleza de la renta.

Críticas al Sistema Tributario por excepciones a pensiones altas

Óscar Becerra, PhD en Economía aseguró que el Sistema Tributario en Colombia está caracterizado por tener una serie de exenciones que aplican a ciertos grupos, como en el caso de los pensionados. Si bien, reconoce que es una decisión del contrato social, afirma que no es claro qué tipo de beneficio social genera, más allá de favorecer a las personas con pensiones más altas, que son una minoría entre el grupo de pensionados. Ante este panorama, sugiere que un sistema tributario progresivo también debería gravar las pensiones altas.

Qué implica para la posibilidad de bajar tasas de interés el nuevo dato de inflación?

 



Analistas aún ven serias amenazas de que la inflación se mantenga elevada en lo que resta del 2023.

Aunque el costo de vida de los colombianos acusa cinco meses en serie a la baja y a la fecha se sitúa en 11,43 por ciento anual, cada vez hay más voces que se suman a la idea de que todavía es prematuro que el Banco de la República considere pronto un recorte en su tasa de intervención del mercado, para por esta vía, tratar de darle un impulso a la economía del país, como lo sugirieron al inicio de esta semana la Ando, Asobancaria y el propio Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda.

Según el centro de estudios económicos Anif, el Banco de la República debe actuar con mucha cautela, pues en su opinión la reducción de las tasas de interés sería una medida apresurada dado el comportamiento de la inflación núcleo, es decir sin alimentos y bienes y servicios regulados, que en los últimos meses se ha ubicado por encima de 10 por ciento, muy por encima de países similares donde se encuentra entre el 5 y 6 por ciento.


Las entidades bancarias manejan diferentes formas de calcular el interés, según el producto bancario y la estabilidad económica del cliente.

Pero no es la única señal que lleva a los analistas de Anif pedir que aún no se inicie el recorte de tasas del Emisor. Consideran que la persistencia de la inflación núcleo muestra que aún hay excesos de demanda que se deben corregir en la economía y que, de no atenderse, el país seguiría expuesto a niveles de inflación no deseados ni saludables.

Según el centro de estudios, la inflación no ha bajado tan rápido como en otras economías de la región, se mantiene alta y con riesgos de que se mantenga elevada debido a los efectos del fenómeno del Niño sobre los precios de los alimentos, a las continuas alzas que se están dando en el precio de la gasolina y los resultados de los acuerdos del Gobierno con los taxistas.

Otro factor que pesa bastante en la decisión de la junta directiva del banco son las expectativas de los analistas frente al comportamiento futuro de la inflación, las cuales a 3, 6, 12, e incluso 24 meses, aún se encuentra fuera del rango meta objetivo de entre 2 y 4 por ciento de la autoridad monetaria.


Los municipios de Bolívar ya sufren los rigores de una sequía temprana

En su comentario diario habitual, Anif resalta la importancia de tener una posición coherente con el contexto ante el cual se encuentra la economía colombiana. El nivel actual de la tasa de interés de política (13,25 por ciento) es adecuado para continuar consolidando el descenso de la inflación hacia el rango meta del Banco de la República, señala el centro de estudios.

Y agrega que, bajo el escenario actual cobra gran importancia defender la credibilidad y confianza de esa institución para que no se afecten los mecanismos de transmisión de política monetaria.

"La autonomía del Banco debe ser respetada. Las presiones por subir o bajar la tasa de interés afectan la reputación del emisor y limitan su margen de maniobra. En ese escenario, cualquier decisión que tome la Junta, en medio de presiones públicas para adoptar una posición determinada (por ejemplo, a que reduzca su tasa de intervención), podrá interpretarse como permeada por esas presiones o, en general, por aspectos diferentes a los netamente técnicos", advierte Anif.

Por eso insiste en que las presiones por subir o bajar la tasa de interés, sean justificadas o no, obligan a la junta directiva del Banco de la República, por un lado, a sopesar que tanto sus decisiones pueden ser interpretadas como una respuesta a las presiones y, por otro, a evitar tomar acciones que afecten la credibilidad de sus decisiones futuras. "La credibilidad es uno de los mayores activos con los que cuenta la autoridad monetaria en cualquier país", puntualiza.

Cuanto dinero está perdiendo su empresa por no innovar y no descontar impuestos?

 Las PYMES pueden descontar de impuestos hasta el 50% de lo que inviertan en Innovación


¿Qué es el crédito fiscal? - un mecanismo de fomento a través del cual el Estado reconoce el esfuerzo que hacen las PYMES en materia de I+D+I, reconociéndoles la posibilidad de llevar el 50% de sus inversiones, como descuento en el impuesto de renta; o en su defecto, llevarlo como saldo a favor susceptible de devolución como TIDIS (títulos de deuda) que pueden usarse para pagar otros impuestos. Descrito de forma simple, una empresa que invierte en I+D+I puede descontar el 50% de esa inversión, del valor que normalmente debería pagar en impuestos a la DIAN.

¿Ventajas para las PYMES? Es de hacer notar que ya existía un incentivo por inversión en I+D+I, aplicable únicamente a impuesto de renta, por la inversión que realice cualquier empresa.

Con la entrada en vigor de la nueva reforma tributaria se potencializarán algunos de los incentivos dados a los contribuyentes que implementen proyectos de Investigación, Desarrollo e innovación. Con la reforma se deroga el Artículo 158-1 “Deducción por donaciones e inversiones en investigación, desarrollo tecnológico o innovación” del Estatuto Tributario, y se fortalecen dos pilares claves en los beneficios: Se incrementa el valor del descuento del impuesto sobre la renta a cargo, el cual pasa del 25 al 30 por ciento del valor invertido en proyectos calificados por el Consejo Nacional de Beneficios Tributarios en Ciencia, Tecnología e Innovación.

Una de las decisiones que más impactará el sector empresarial será la potencialización del Crédito Fiscal, el cual será ampliado para que participen las grandes empresas, siempre y cuando desarrollen proyectos de investigación, desarrollo tecnológico e innovación en conjunto con Micro, Pequeñas o Medianas empresas.

De acuerdo con Minciencias, con las modificaciones y mejoras de los Beneficios Tributarios se espera fortalecer el sector productivo que invierte en proyectos de Ciencia, Tecnología e Innovación que, durante el 2022 logró apalancar importantes recursos para el sector. Con estas mejoras se espera articular empresas de diferentes tamaños y potenciar las diferentes cadenas productivas.

Con este nuevo instrumento se beneficia a las PYMES, que normalmente no tenían utilidades tan grandes como para generar un descuento significativo por inversión en I+D+I; ahora, con este instrumento, podrían usar este beneficio para compensar pago de IVA que sí suele ser muy alto o pedirlo como devolución y disponer de efectivo; lo cual no solo mejora su rentabilidad sino su flujo de caja; además del consabido beneficio que tiene para las empresas innovar.

Qué está pasando en la Bolsa de Valores de Colombia?

 


Las cotizaciones en la Bolsa de Valores del país han tenido un retroceso cercano al 25 por ciento.

El desplome de los precios de las acciones y el reporte de JP Morgan encendieron las alarmas.

El término ‘tormenta perfecta’ se hizo universal a comienzos de este siglo, tras la película de Hollywood que cuenta las desventuras de la tripulación del barco pesquero Andrea Gail. La embarcación naufragó unos años antes, cerca de la costa este de los Estados Unidos, cuando el choque de dos poderosos frentes atmosféricos dio lugar a un oleaje insalvable.

Desde entonces, la misma expresión es utilizada para describir la confluencia de circunstancias de diversa índole que ahondan el tamaño de una crisis. Esta semana el turno fue para las acciones que se transan en la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), cuyos precios se descolgaron entre una avalancha de órdenes de venta.

Más allá de una ligera recuperación en las sesiones de jueves y viernes, las caídas de doble dígito en las cotizaciones de un buen número de títulos son la norma en lo que va de 2023. En contraste con lo que ocurre en las plazas importantes de América Latina, en donde los índices respectivos se han valorizado entre 10 y 20 por ciento en los últimos dos años, en el caso colombiano el retroceso es cercano al 25 por ciento.

Si bien el declive no sucedió de un día para otro, las alarmas se dispararon el martes por cuenta de un reporte del banco de inversión JP Morgan dirigido a sus clientes. Aparte de señalar la existencia de “un escenario macro poco atractivo y un panorama político incierto”, la entidad sostuvo que todo apunta a que la BVC pasará de la categoría de mercado emergente a mercado de frontera, lo cual llevaría a múltiples inversionistas de afuera a salirse de la plaza nacional.

Semejante escenario deprimiría todavía más el volumen de transacciones en una bolsa en la que se negocia apenas un puñado de especies. Más allá de que, sobre el papel, la gran mayoría de las empresas que tienen sus títulos listados estén ‘baratas’ porque su valor fundamental es superior al de la bolsa, si no hay una buena cantidad de participantes activos, tampoco hay garantía de que aquel que quiera entrar logre salir con facilidad.


Las alarmas se dispararon el martes por cuenta de un reporte del banco de inversión JP Morgan.

Y si bien habrá quien crea que esa es una dificultad que no le incumbe, pues los directamente golpeados constituyen un universo reducido, los expertos señalan que el país está dando marcha atrás en la conformación de un mercado de capitales sano.

Este hace referencia a la negociación de activos con un horizonte de mediano y largo plazo, dentro de un marco en el cual se conectan los ahorradores con las firmas privadas o los entes estatales que requieren recursos para financiar sus proyectos.

De tal manera, si esos canales de transmisión se atrofian o interrumpen, los costos colectivos serán mayores. Por un lado, aquellos con excedentes de dinero encontrarán menos opciones y rentabilidades más bajas y, por el otro, los que necesitan fondos deberán pagar más y someterse a plazos más cortos, algo que amenaza con hacer inviables determinadas iniciativas.

Para resolver la pobreza se hace necesario generar más ahorro e inversión, desarrollar los mercados financieros como intermediarios adecuados y hacerlos eficientes con una adecuada regulación

Ese es el motivo por el cual el tema se ha discutido desde hace décadas y diferentes Gobiernos impulsaron cambios en la regulación. Para ponerlo de manera simple, existió siempre el convencimiento de que la economía marcharía mejor si en este campo se hacían una serie de tareas.

Integrantes de la administración Petro comparten, al parecer, la misma preocupación. En sucesivas presentaciones, el Superintendente Financiero, César Ferrari, ha afirmado que “para resolver la pobreza se hace necesario generar más ahorro e inversión, desarrollar los mercados financieros como intermediarios adecuados y hacerlos eficientes con una adecuada regulación”.

Mientras llega el momento de que tales planteamientos se conviertan en políticas, no está de más señalar que usualmente un mercado de capitales sano cuenta con dos vías que, idealmente, se logran complementar: una con intermediarios y otra sin. En la primera aparecen los bancos y otras entidades de crédito, mientras que, en la segunda, inversionistas de todos los tamaños adquieren acciones o bonos emitidos directamente por las empresas, al igual que títulos de deuda pública.

Quienes saben de estos asuntos enfatizan en que hay que fortalecer en paralelo tanto la oferta de alternativas para depositar el dinero, como la cantidad y la fortaleza de instituciones o personas que colocan sus excedentes entre las distintas posibilidades que se les presentan. En la medida en que esa labor se haga bien, unos y otros quedan satisfechos.


El país está dando marcha atrás en la conformación de un mercado de capitales sano..

Foto: Mauricio Moreno

Usando una figura gastronómica, de lo que se trata es de crear diferentes platos para que cada comensal arme el menú que más le convenga. Algunos preferirán un poco más de picante, porque su apetito de riesgo es mayor, mientras que otros se inclinarán por ir a la fija, pues lo que les importa es la seguridad de sus fondos.

Unos más apenas probarán porciones ligeras y pequeñas porque prefieren tener liquidez, pero están igualmente los que le apuntan al largo plazo y saben que una buena digestión toma tiempo. En resumen, hay muchas combinaciones posibles que, en la medida en que funcionen, permiten alimentar un círculo virtuoso de ahorro e inversión que se acaba transmitiendo al sector real y genera empleo y oportunidades de desarrollo adicionales.

Al respecto, Colombia ha adelantado una gran cantidad de tareas en las últimas décadas con diferentes grados de éxito. Por ejemplo, la creación del régimen de ahorro individual dentro del sistema de seguridad social en 1991 dio lugar a las sociedades administradoras de fondos de pensiones que, desde un comienzo, buscaron opciones para garantizar un rendimiento real positivo y pagarles las mesadas a los afiliados en el momento de su jubilación.

La aparición de nuevos actores en el mercado no pudo estar acompañada, sin embargo, del adecuado desarrollo de lo que se conoce como la renta variable. De forma gradual y a veces súbita, el mercado accionario se fue debilitando y hoy se encuentra a una gran distancia de lo que se observa en Chile o Perú, para no hablar de México o Brasil.

Historia compleja

Encontrar una sola explicación de por qué en el país no fructificó el esquema que se ve en otras economías de ingreso medio, es imposible. Aquellos que gustan de mirar hacia atrás recuerdan el terremoto que creo el desaparecido Grupo Grancolombiano a finales de la década de los setenta en el mercado de valores y los correctivos que se adoptaron en su momento.

Tampoco es despreciable el temor a la entrada de “dineros calientes” en algunos de los conglomerados más relevantes, con ocasión del auge del narcotráfico en años posteriores. La necesidad de mantener un perfil bajo por cuenta del deterioro en las condiciones de seguridad pudo influir en que algunos pensaran que eso de exponerse al escrutinio público no era una buena idea.

Sea como sea, conseguir que arribaran más empresas a listar sus títulos se convirtió en una tarea titánica, a pesar de que el Estado colombiano trató de marcar la pauta. Sin duda, el caso más destacable fue la venta de una participación minoritaria de Ecopetrol entre centenares de miles de personas, algo que en su momento le dio mucho aire al mercado accionario que alcanzó a vivir momentos de esplendor en la primera parte de este siglo.

Lamentablemente, a pesar de cambios en la legislación tributaria o la disminución de barreras de entrada, nunca tuvo lugar la oleada de emisores que los especialistas anhelaban. Con el paso de los años, los títulos más negociados siguieron siendo los de siempre, más allá de apuestas audaces que prometían mucho como la conformación del Mercado Integrado Latinoamericano.

Para colmo de males, hechos puntuales hicieron mucho daño. Quiebras como la de Pacific Rubiales o escándalos como el de Interbolsa alejaron a la gente que antes habría podido estar interesada en poner parte de sus ahorros en una especie determinada.

Algunos intentos de mejorar las cosas tuvieron éxito, aunque en otros frentes. Para citar un caso concreto, las recomendaciones de una serie de expertos en 1996 sirvieron para que el mercado de deuda pública no solo lograra dinamizarse, sino ganar en sofisticación, lo cual de paso atrajo a un gran volumen de inversionistas extranjeros.

Pero en lo que atañe a acciones, el desinterés de ingresar a la bolsa por parte de potenciales empresas que habrían podido involucrarse resultó evidente. Hay quienes sostienen que el esfuerzo es tan grande que al final no vale la pena, sobre todo si el sector financiero es capaz de entregar recursos que son competitivos en tasa y plazo.

El mercado accionario se fue debilitando y hoy se encuentra a una gran distancia de lo que se observa en Chile o Perú, para no hablar de México o Brasil.

Parte de esas hipótesis fueron evaluadas por una misión convocada durante el gobierno de Iván Duque para hacer propuestas relacionadas con el desarrollo del mercado de capitales en Colombia. Tras varios meses de trabajo, una serie de especialistas de primera línea, liderados por el profesor Roberto Rigobón, entregó su informe en 2019.

El reporte en cuestión conceptuó que, ya fuera de manera tácita o expresa, el fiel de la balanza estaba inclinado en favor de los bancos, que habían venido copando una serie de espacios. Según el texto entregado, “el mercado es poco competitivo y existe una gran concentración tanto en actores como en actividades”.

Así mismo, se señaló que “existen duplicidades, inconsistencias, y problemas de incentivos”. También que “la institucionalidad es poco clara, y carece de un organismo que determine la política a seguir”.

A partir de ahí se hicieron decenas de recomendaciones enmarcadas en seis dimensiones concretas, que en la práctica implicaban un cambio profundo en el marco conceptual vigente. Fuera ese el motivo, los cambios sucedidos al interior del Ministerio de Hacienda, la llegada de la pandemia o la debilidad política del Gobierno pasado, la verdad es que no sucedió mucho después. Dos proyectos de ley que recogieron algunas ideas, se hundieron con rapidez.

Al tiempo que el tema entraba en una especie de limbo, a finales de 2021 llegó la noticia del intento del Grupo Gilinski de tomarse en una serie de operaciones tanto a Nutresa como a Sura y posteriormente a Argos. El esquema de ofertas sucesivas que acabó premiando con precios más altos a quienes vendieron al final –algo que no se permite en otras plazas– mostró que las normas no protegían al vendedor de buena fe y de paso afectó la liquidez de algunos de los títulos más apreciados por los inversionistas.

Para colmo de males, las reformas propuestas por Gustavo Petro no tranquilizan a nadie. De salir adelante el esquema planteado en materia pensional, las administradoras de fondos privados entrarían en un proceso de marchitamiento que, así tome años, pone en entredicho a entidades que son determinantes para que el mercado tenga un relativo dinamismo.

Tal como están las cosas, los observadores miran el horizonte y ven grandes frentes de tormenta en curso de colisión. Si los compradores internacionales están alistando sus maletas y los locales van a perder peso en su equipaje, será difícil evitar una tormenta perfecta que amenaza no solo la bursatilidad y los precios de las acciones que se negocian en la plaza colombiana, sino que puede extenderse al mercado de papeles de deuda.

Por tal razón, el Gobierno actual debería preocuparse y entender que una crisis de confianza causada por una creciente animosidad en contra del sector privado agitará todavía más las aguas y le acabará pasando factura. Puede ser que muchas de las fuerzas desatadas ahora vengan de antes, pero eso es distinto a la urgencia de corregir el rumbo, justo cuando la economía colombiana se bambolea entre vientos huracanados y corrientes traicioneras.