miércoles, diciembre 22, 2021

El acuerdo de la Ocde que definió un impuesto de 15% para las grandes multinacionales

 


Reasignará entre los países más de US$125.000 millones de beneficios procedentes de las 100 empresas del mundo más rentables

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) anunció ayer un avance histórico en la estandarización de impuestos corporativos a grandes empresas con operación en distintos países, en el que se acordó una tasa impositiva mínima global del 15%.

Se responde así a una necesidad de unificar criterios tributarios que recientemente pusieron sobre la mesa empresas digitales de operación global, cuyos márgenes de responsabilidad fiscal eran objeto de discusión entre los distintos países.

“El acuerdo histórico, alcanzado por 136 países y jurisdicciones que representan más del 90% del PIB mundial, también reasignará más de US$125.000 millones de beneficios procedentes de alrededor de las 100 mayores y más rentables empresas multinacionales a países de todo el mundo, lo que asegurará que dichas empresas paguen la parte equitativa de impuestos que les corresponda, con independencia de donde lleven a cabo sus actividades y generen los beneficios”, precisó la Ocde en un comunicado.

El acuerdo se logró con la integración de Estonia, Hungría e Irlanda, alcanzando el apoyo de todos los países miembros de la Ocde y del G20, luego de que se hicieron varios cambios en el texto inicial. La principal modificación fue que la tasa del 15% no se incrementará en una fecha posterior, y que las pequeñas empresas no se verán afectadas.

LOS CONTRASTES

Janet YellenSecretaria del Tesoro de Estados Unidos

En lugar de competir por nuestra capacidad para ofrecer tarifas corporativas bajas, EE.UU. competirá ahora por las habilidades de nuestros trabajadores y capacidad para innovar

Mathias CormannSecretario general de la Ocde

Es un acuerdo ambicioso que garantiza que nuestro sistema fiscal internacional cumple su propósito, en el marco de una economía mundial digitalizada y globalizada

De este modo, Irlanda, que se había opuesto desde hacía varios años a aumentar las tasas de impuestos corporativos, se motivó a participar. Hungría también cambió de opinión tras recibir garantías de que habrá un período prolongado de implementación. “Esto hará que nuestros acuerdos fiscales internacionales sean más justos y funcionen mejor”, dijo Mathias Cormann, secretario general de la Ocde.

El principal cambio en la política fiscal se da con la imposición de la tasa corporativa mínima, de 15%, que también obliga a las empresas a pagar impuestos donde operan, no solo donde tienen su sede. Se reasignarán más de US$125.000 millones de beneficios. El acuerdo se basa en dos pilares fundamentales; el primer pilar buscará garantizar “la distribución más justa de los beneficios y los derechos fiscales entre los países con respecto a las empresas multinacionales más grandes, incluidas las empresas digitales”, dice la Ocde.

Esta parte da luz sobre la situación tributaria de empresas tecnológicas globales como Facebook Inc. y Google de Alphabet Inc.

El segundo pilar pretende que el impuesto a la renta corporativa del 15% genere alrededor de US$150.000 millones en ingresos tributarios globales adicionales anualmente. El acuerdo tuvo el apoyo de los principales líderes mundiales. La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, dijo sobre este: “es un logro único en una generación para la diplomacia económica. En lugar de competir en ofrecer tarifas corporativas bajas, EE.UU. competirá ahora por las habilidades”.

El impuesto a las más grandes y rentables

 

La Ocde, el club de las buenas prácticas, acuerda que las multinacionales paguen impuesto global de 15%, un paso enorme que beneficia más a los mercados emergentes

La próxima semana, el 13 de octubre, el G-20 ratificará en París el impuesto global a las multinacionales que comenzará a operar a partir de 2023 y que se pondrá en marcha en su fase de implementación el próximo año, una deuda histórica que solo se pudo lograr con el oficio de Estados Unidos, a través de su secretaria de Tesoro, Janet Yellen, y que contó con el respaldo de la Unión Europea, que congeló sus reformas en materia tributaria a la espera de un pacto global sobre este asunto.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) confirmó que 136 países respaldaron la iniciativa para que en adelante, las empresas multinacionales paguen un impuesto global de 15%. La idea es redistribuir a todos los países unos US$125.000 millones en beneficios de más de 100 de las multinacionales más grandes y rentables del mundo. Toda una deuda histórica que empezará a ser pagada tras varias décadas de negociaciones, amenazas y descalificaciones por parte de las corporaciones y de varios gobiernos que no lo veían con buenos ojos, pues cobrar bajos impuestos para atraer inversiones era una práctica sustentada en la competencia tributaria.

La nueva tasa impositiva empujada por la Ocde quiere que las multinacionales paguen tributos más equitativos, pero en el fondo se busca que la evasión en terceros países no sea la manera más usada de competir por las inversiones, especialmente las de tecnología que producen en unos mercados concretos, venden en todo el mundo y concentran sus cuarteles generales en países de baja tributación o con acuerdos específicos.

Por ejemplo, el caso de Google, Apple o Samsung, y otras muchas tecnológicas, que venden sus servicios a nivel global, los generan en servidores ubicados en distintos lugares, en satélites y tienen sus cuentas en naciones que les facilitan sus contabilidades.

Otro ejemplo, es el de Irlanda, Hungría y Estonia, países con impuestos a las multinacionales inferiores a 15%, que inicialmente se resistieron, pero terminaron por sumarse al acuerdo. Kenia, Nigeria, Pakistán y Sri Lanka aún no se han sumado al acuerdo, pero tampoco lo han rechazado.

Es un avance enorme a los ojos del secretario general de la Ocde, Mathias Cormann: “Un acuerdo de gran alcance que garantiza que nuestro sistema fiscal internacional sea adecuado para su propósito en una economía mundial digitalizada y globalizada. Ahora debemos trabajar rápida y diligentemente para asegurar la implementación efectiva de esta importante reforma (...) La iniciativa garantizará una distribución más justa de los beneficios y los derechos fiscales entre los países de las empresas multinacionales más grandes y rentables, que tienen operaciones en diferentes mercados”.

Cabe destacar la posición elocuente de la Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Yellen, quien concluye que “virtualmente toda la economía mundial ha decidido poner fin a la carrera a la baja en materia de impuestos corporativos (...) En lugar de competir por ofrecer impuestos bajos, EE.UU. competirá con las habilidades de nuestros trabajadores y nuestra capacidad de innovar, una carrera que sí podemos ganar”.

Poco a poco se cierra la brecha tributaria internacional con el foco de que haya mejores decisiones estratégicas sobre la hoja de ruta de cada uno de los países.