miércoles, mayo 11, 2022

Cuota de mujeres con asiento en juntas directivas sube a 21,2 %

 De los 129 emisores de valores, que acaban de elegir a miembros de órganos empresariales, el 23,3 % (30) tienen 30 % o más participación femenina.



Presencia de mujeres ha crecido en juntas.

Las mujeres dan un salto histórico en su participación en las juntas directivas del país. Hoy su cuota está en 21,2%, lo que se considera una “gran hazaña de equidad de género empresarial” teniendo en cuenta que aumenta 6 puntos porcentuales frente a cuatro años atrás.

Los resultados presentados por el Centro de Estudios de Gobierno Corporativo del Cesa, desde donde se realizan las mediciones anuales al respecto, muestran una evolución importante en equidad de género empresarial: en el año 2018 -cuando se comenzó a estudiar el comportamiento de las juntas directivas en este sentido- el porcentaje de mujeres era del 15%, y ahora pasó el umbral del 20%.

Ese 21,2% que se logra por primera vez en la historia corresponde a las juntas directivas de los emisores de valores del país, es decir, 129 empresas que cotizan en bolsa.
El porcentaje es 2,5 puntos porcentuales más que la cifra registrada el año pasado, cuando fue de 18,7%.

Así las cosas, se concluye que del total de 848 miembros que conforman estos órganos de gobierno corporativo, 180 son mujeres y 668 son hombres.

Detrás de estos resultados generales, que son favorables para que la mujer avance en estas instancias máximas de decisión empresarial, hay otros datos que muestra que se avanza por buen camino.

Por ejemplo, el Cesa encuentra en su estudio que de los 129 emisores de valores, el 23,3%, es decir, 30 juntas directivas, cuentan con 30% o más participación femenina. El salto es importante, teniendo en cuenta que en el 2021 este valor era del 17,5%.

Como se recordará, existe un movimiento - llamado Club del 30% - de ejecutivas colombianas abanderadas porque el país alcance 30% de participación femenina en las juntas directivas, por lo que estas cifras muestran progresos hacia ese objetivo.

Por ejemplo, actualmente, 96 emisores de valores cuentan con la participación de mujeres en estos órganos decisorios: en 39 juntas directivas hay una mujer; en 35 juntas directivas hay dos mujeres; en 17 juntas directivas hay 3 mujeres y en cinco juntas directivas hay 4 mujeres.

Mientras crece la presencia de ellas en las salas de juntas, se notan cambios en la concentración de los ejecutivos en estos órganos de dirección de las corporaciones. El informe precisa que “en la actualidad 33 juntas directivas siguen conformadas solo por hombres”.

Cabe recordar que en el 2018 ese número era de 52 y en el 2021 fue de 32. María Andrea Trujillo y Alexander Guzmán, codirectores del Centro de Estudios en Gobierno Corporativo del Cesa, explican que “si bien ahora hay más mujeres en estos órganos de gobierno corporativo, y la evolución alcanzada en general es muy positiva, este 2022 hay un ligero aumento en las empresas sin mujeres, y esto nos llama a seguir trabajando por órganos de gobierno corporativo más diversos en términos de género”.

LAS SATISFACCIONES

Mónica Contreras, presidenta de TGI y miembro fundador del Club del 30% Colombia, considera que la evolución nacional en este sentido se está dando a pasos importantes.

“Desde el Club del 30% nos sentimos satisfechos con los buenos resultados adquiridos en las pasadas asambleas de elección de miembros de juntas directivas 2022”.

Hemos alcanzado un 21,2% de participación femenina en las juntas directivas, esto significa un crecimiento de seis puntos porcentuales respecto al año 2018, cuando se empezó a trabajar en este frente de equidad de género”.

Contreras asegura que la meta sigue siendo el 30%, para poder impactar significativamente en temas de productividad y reputación corporativa, así como en campos relacionados con el crecimiento sostenido y rentable de las empresas.

Los resultados de las últimas asambleas generales de accionistas, donde se define la renovación de las miembros de junta, son alentadores en ese objetivo de que la más alta instancia de toma de decisión de las organizaciones más importantes del país estén compuestas por un mínimo de mujeres del 30%.

EL PANORAMA ES OPTIMISTA

Las políticas alrededor de la equidad de género, incluida la de las mujeres alcancen las más altas posiciones, sigue en el radar de las empresas para este año.

Así se refleja en la Encuesta de perspectivas de empleo de ManpowerGroup para el segundo trimestre de 2022.

La firma consultora de liderazgo Reputation Leaders realizó un estudio sobre las iniciativas y políticas de promoción de la inclusión y la diversidad al interior de las compañías.

Uno de los aspectos que sobresalen es que el 62% de las empresas se proponen lograr una mayor equidad salarial para el 2022, mientras que una de cada dos tiene el objetivo de aumentar el número de mujeres en puestos directivos para finales del año.

Además, más de la mitad de las empresas consultadas planean aumentar el número de mujeres en puestos tradicionalmente dominados por hombres durante el 2022, mientras que solo un 10% planea hacerlo en un horizonte de dos años, para 2024, y un 5% en un plazo de cuatro años, para 2026.

En todo caso, los resultados de la propia encuesta alertan sobre asuntos en los que hay que mejorar, ya que si bien en algunas organizaciones el tema es de primer orden, en otras no lo es tanto.

Por ejemplo, se establece que solamente “un 21% de las empresas mide regularmente cuántas mujeres ocupan cargos directivos, mientras que para el indicador de mujeres en puestos tradicionalmente dominados por hombres el porcentaje organizaciones que realizan una medición periódica asciende a un 30%”.

Empoderar a las mujeres tiene un efecto multiplicador en el crecimiento

 


En el marco del Pacto por la Equidad de las Mujeres se asignaron $ 3,2 billones en el 2021.

Para la vicepresidenta, la autonomía económica es el camino para reducir los riesgos de violencia.

La crisis generada por la pandemia del covid-19 impactó negativamente en las condiciones laborales de las mujeres y aumentó sus cargas domésticas. Ante ello, el Gobierno emitió a finales del año pasado una directiva para que estas sean una prioridad de la reactivación económica.

La vicepresidenta y canciller Marta Lucía Ramírez le contó a EL TIEMPO en qué van los programas e iniciativas enfocadas en la generación de empleo para las mujeres, especialmente, para las rurales y las madres de familia.

¿Qué iniciativas se están llevando a cabo para no dejar atrás a las mujeres en la reactivación?

Nuestro gobierno está implementando una estrategia de reactivación económica para las mujeres que se basa en tres ejes: más oportunidades de empleo, más emprendimiento y menos brecha digital.

Con el sector de la construcción, uno de los que más empleos ha generado en este año de pandemia, pusimos en marcha el proyecto Construimos a la Par, de la mano de Camacol para impulsar la empleabilidad de las Mujeres dentro de esta industria y su cadena de proveeduría.

En materia de emprendimiento, nuestra meta es consolidar a Colombia como una nación de mujeres emprendedoras, y para ello; ya tenemos un paquete de medidas que busca incluir a las mujeres en las compras públicas.

Este mes lanzamos el proyecto tipo de regalías con enfoque de género, una herramienta que permitirá a las entidades territoriales ahorrar tiempos y costos en la formulación de proyectos productivos que generarán beneficios para mujeres.

Igualmente, estamos cumpliendo con el Pacto por la Mujer Rural, a través del cual 509 mil emprendedoras rurales ya se han beneficiado, y seguimos implementando iniciativas en apoyo al emprendimiento tales como la Ruta de la Mujer Emprendedora, la Red de Mujeres STEM y el Fondo Mujer Emprende, quizás la propuesta más ambiciosa de todas, que mencioné anteriormente, así como otras iniciativas que estamos trabajando de la mano de gobernantes regionales.¿Qué importancia tiene el rol de la mujer en la economía?

Está demostrado que empoderar a las mujeres tiene un efecto multiplicador en el crecimiento económico con equidad, así lo evidencian varios estudios internacionales.

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cerrar la brecha de género en materia de empleo traería incrementos en PIB de hasta un 35 por ciento en promedio. Y el ingreso de una mujer adicional en cargos de la alta gerencia o en la junta directiva de una empresa, eleva entre 8 y 13 puntos básicos el rendimiento sobre los activos.

Y esto tiene un componente de equidad, pues en la pasada década, un incremento de la participación laboral de la mujer en un 15 por ciento, explicó el 30% de reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe (Banco Mundial).

Podría seguir enumerando datos y evidencias, pero creo que, cada día, todos los ciudadanos nos apropiamos más del conocimiento y somos más conscientes de que la equidad de género es un asunto ético y moral, con un componente adicional: el papel relevante de las mujeres en el desarrollo económico, que es indiscutible, y se vislumbra desde lo micro -como la economía familiar- hasta lo macro, como la gerencia de grandes proyectos.

¡Llegó la hora de que a las mujeres dejen de relacionarnos exclusivamente con las labores de cuidado y nos vean desde nuestra plena capacidad intelectual y de trabajo con el mismo derecho que los hombres a ocupar cualquier cargo para el que seamos idóneas y sin topes ni discriminaciones salariales!

Desde el Gobierno hemos dado ejemplo con la vinculación de un 45 por ciento de mujeres en cargos del Estado, para el año 2020, el número más alto en la historia del país, siempre con la meta de la paridad. Además, hemos vinculado al sector privado a esta estrategia, exhortándolo y acompañándolo para que cada día sean más las mujeres en juntas directivas y posiciones gerenciales. Y como ya lo expresé, estamos haciendo lo propio en el apoyo a emprendimientos de mujeres en el campo y en las ciudades. ¡La equidad de género es inaplazable e irreversible, y llegó para quedarse!¿Cuáles han sido los logros de este Gobierno en equidad de género?

Uno de los principales propósitos que hemos tenido con el Presidente Iván Duque, desde el inicio de este gobierno, ha sido la equidad de género y el empoderamiento de las colombianas. Para mí, ha sido una obsesión y una causa personal desde siempre, lograr que las mujeres del país tengan autonomía económica, porque este es el camino más efectivo para tener autonomía y reducir los riesgos de violencia y el maltrato que se vive en el interior de muchos hogares que tienen una plena dependencia de sus parejas. ¡Queremos mujeres líderes! Por eso, hemos trabajado abriendo puertas para que se capaciten, para derribar barreras de género en las empresas y en el sector público.

En este sentido, quiero destacar un paso muy importante que hemos dado en el ámbito internacional, debido a nuestra política de empoderamiento económico para las mujeres. Colombia fue seleccionada por ONU Mujeres como primer país en América Latina, que estructura y coloca, en el mercado financiero un ‘Bono soberano social con enfoque de género’, el cual estamos trabajando bajo el liderazgo del Ministerio de Hacienda.

También estamos haciendo historia en el ámbito interno, dado que, por primera vez, en el país, se creó un patrimonio autónomo, que hemos denominado Fondo Mujer Emprende y que busca inyectar recursos a los emprendimientos de mujeres rurales y urbanas, con aportes públicos y privados, así como de la cooperación internacional. Con un capital inicial de 20.000 millones de pesos, ya pusimos a andar el primer programa –Núcleo E–, para sectores como café, cacao, panela, ganadería, aguacate Hass y artesanías.

Así mismo, como parte de la política de empoderamiento político, durante los tres años de gobierno, hemos acompañado a más de 509.000 mujeres rurales en sus emprendimientos, según el contador de Mujer Rural de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA), que hace parte del Ministerio de Agricultura.

Todas las acciones de nuestra Política de Equidad de las Mujeres van acompañadas de una estrategia de fortalecimiento institucional. Hoy los 32 departamentos del país cuentan con un capítulo de equidad de las mujeres en sus planes de desarrollo, que incluyen metas específicas y presupuestos para su ejecución. Así mismo, 17 departamentos ya cuentan con Secretaria de la Mujer. También a través de las "Casas de Mujeres Empoderadas" conectamos a las mujeres de las regiones con la oferta institucional. A la fecha se han puesto en marcha 11 casas, a través de las cuales hemos ofrecido servicios a más de 76.000 mujeres. Este año terminaremos con 20 casas en funcionamiento y al final del gobierno, tendremos presencia en todo el país.

Y termino mencionando una de nuestras gestiones más destacadas en cuanto empoderamiento político: la creación y consolidación de la Escuela Nacional de Formación Política para Mujeres, con la que queremos aumentar el número de colombianas líderes en la toma de decisiones del país. A la fecha se han capacitado cerca de 1.200 mujeres, en todos los departamentos de Colombia, y este año, llegaremos a 3.500.

Nuestra apuesta es dejar cimientos y programas sólidos en materia de equidad de género, con un trabajo de largo aliento, y trascienda egos, vanidades o diferencias políticas, para convertirse en una política de Estado sostenible. ¡Esta es la mejor herencia que podemos dejar a las nuevas generaciones!

¿Cuáles son los retos para seguir avanzando en esta materia?

En este camino hacia la equidad de género, nos hemos fijado retos ambiciosos con alcances puntuales, al finalizar este gobierno. Por ejemplo, estimamos tener 2.150 Proyectos productivos de mujeres financiados y cofinanciados por el Fondo Mujer Emprende; 32 Casas de las Mujeres Empoderadas en operación; 100 asociaciones o empresas de mujeres con participación efectiva en proceso de compras públicas; 230.000 oportunidades laborales de mujeres a través del Servicio Público de Empleo (SPE); y 1.200 mujeres rurales formadas en empoderamiento económico, mediante el fortalecimiento de sus capacidades empresariales, de emprendimiento y liderazgo transformacional.

En cuanto a la prevención de violencias contra las mujeres, que ha sido otro de los ejes en el que hemos trabajado intensamente, ya hemos implementado el mecanismo articulador (Decreto 1719 de 2020) en los 32 departamentos y en 843 municipios, lo cual representa el 76% del país. Este mecanismo es la instancia que articula a las entidades del Estado para prevenir y atender oportunamente las violencias contras las mujeres. Está integrado por el Ministerio de Salud, Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, Consejería Presidencial para la Niñez y Adolescencia, ICBF, Policía Nacional, Fiscalía General de la Nación, Defensoría del Pueblo, Procuraduría General, Secretarías de la mujer y de Salud territoriales y demás entidades del orden nacional.

También contamos con INÉS - Justicia a la Puerta para Mujeres Rurales, que es una iniciativa innovadora para desplegar acciones encaminadas a la prevención y atención de violencias contra las mujeres en zonas rurales. En esa medida INÉS realiza visitas puerta a puerta para llevar hasta las mujeres y sus hogares, información sobre sus derechos y las rutas de prevención y atención, la identificación temprana de riesgos y la oportuna activación de medidas de protección. Este programa lo llevamos a cabo junto con Fiscalía General de la Nación, la Policía Nacional, Comisarías de Familia, gobiernos regionales y gremios productivos del sector agro.

Sin duda, el reto principal que involucra a toda Colombia, es lograr la sostenibilidad de estos proyectos, programas y acciones que hemos puesto en marcha, para que trasciendan de un gobierno, para que la equidad de género se arraigue a la cultura nacional. Solo el país unido, podrá garantizar que esta semilla que dejamos plantada, siga dando frutos por el bien de toda Colombia.¿Cómo está Colombia respecto a otros países?

El mundo está reconociendo a Colombia como uno de los países con mejor política de género, como un referente internacional, y eso nos llena de impulso para seguir trabajando con vehemencia en esta meta de la igualdad.

Según el Índice de Género e Instituciones Sociales -SIGI- de la OCDE (2020), Colombia ocupa el primer puesto en equidad de género en Latinoamérica, y el número 13 a escala mundial. Vale agregar que, en este momento, somos el país de la OCDE con la menor brecha salarial (del 4 por ciento), siendo 4 veces inferior a la de países como Alemania, Reino unido y 5 veces inferior a la brecha salarial en USA.

Así mismo, en el último ranking de Microscopio 2019, Colombia ocupó el primer lugar entre 55 países, en la medición del entorno propicio para la inclusión financiera. Ello, gracias a que las entidades financieras en nuestro país han simplificado los requisitos para apertura de productos y a la transformación digital, que ha abierto un abanico de posibilidades.

Ciertamente, nuestras acciones responden a una convicción y no se dirigen a un mero reconocimiento, sin embargo, para todos como país, es muy significativo y motivante que se estén reflejando ante el mundo los resultados del trabajo sistemático que hemos realizado en estos tres años, sobre todo, nos abre las puertas a más opciones de desarrollo para las mujeres. Hoy hay nuevos desafíos por cuenta de la pandemia, pero tenemos la convicción de poder superarlos prontamente. ¡Nuestra apuesta por la equidad de género es irreversible!¿Cuánto presupuesto se designa para la equidad de género?

Por primera vez en Colombia se implementó la herramienta de trazador presupuestal, como mecanismo para hacer seguimiento a los recursos de funcionamiento e inversión que las entidades han apropiado en el marco del Pacto por la Equidad de las Mujeres.

En total, se asignaron en el trazador 1,3 billones de pesos en el año 2019; 3,3 billones de pesos en el año 2020 y 3,2 billones de pesos en el 2021.

Economía circular: una asignatura pendiente en Colombia

 El cambio climático es una realidad de la que desafortunadamente los seres humanos no podemos escapar a menos que se hagan los cambios necesarios para limitar el aumento de la temperatura global, mediante la reducción de gases de efecto invernadero, la transición energética, una transformación en los hábitos de consumo de la sociedad y un mejor aprovechamiento de los recursos.


Muchos de los recursos que el planeta Tierra tiene disponibles (metales y minerales, hidrocarburos, joyas, entre otros) son limitados y en algún momento se van a terminar; incluso el agua potable –que aunque es un recurso renovable– es limitada y su acceso está amenazado por el aumento de las temperaturas y la contaminación.

La COP26, el Acuerdo de París, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de Escazú son hojas de ruta que sirven como guía para que los gobiernos del mundo, las compañías y las personas tomen acción y empiecen a implementar políticas que ayuden a limitar el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 ºC.

Los cambios que se requieren para lograr las metas climáticas no son sencillos, pero sí muy necesarios si se pretende cumplir con lo pactado en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y otras instancias internacionales. Colombia ya actualizó sus compromisos climáticos ante la CMNUCC, pero –a pesar de que se trazaron metas en materia de reducción de emisiones de carbono, lucha contra la deforestación, mitigación de gases de efecto invernadero, entre otros– la economía circular aún parece ser una asignatura pendiente.

Residuos plácticos listo para reclicar en Singapur. Imagen: Nick Fewings (Unsplash)
¿Qué es eso de la economía circular y cómo está Colombia en el tema?

Según las Naciones Unidas, la economía circular es un enfoque que permite estimular el crecimiento económico y generar empleo sin comprometer al medio ambiente en comparación al modelo económico lineal, el cual se basa en tomar materias primas, fabricar objetos, utilizarlos pocas veces y deshecharlos. A diferencia de este modelo de tomar-hacer-deshechar, la economía circular busca reutilizar, reparar y reciclar muchos materiales y productos.

Mónica Villaquirán, profesora de la Escuela de Ingeniería de Materiales de la Universidad del Valle, explica que la economía circular es algo que ha venido evolucionando en el tiempo desde las décadas de 1970 y 1980, cuando se empezó a hablar sobre ecología, hasta los años 2000, cuando finalmente se empezó a plantear la economía circular. «Básicamente es un modelo de producción que da unos lineamientos para que seamos sostenibles en el tiempo. Actualmente es muy común que la producción sea lineal, es decir, extraemos unos recursos naturales, los transformamos, elaboramos unos materiales o unos productos y luego los desechamos en un basurero», explica la profesora.

Para la experta, muchos de los materiales que consideramos como basura son en realidad aprovechables y, tras un proceso de transformación, pueden llegar a convertirse en materias primas alternativas. Gracias al modelo de economía circular, ya no hay necesidad de extraer el 100 % de la materia prima del suelo para fabricar algo, sino que se puede reemplazar un porcentaje de hasta el 40 % con estas materias primas alternativas.

Gráfico de las Naciones Unidas que muestra cómo lograr la transición hacia la circularidad. 

El modelo de circularidad no solamente tiene impactos medioambientales, sino que también ofrece multiples beneficios económicos para el mundo. Se estima que tan solo en América Latina, la adopción de la economía circular podría generar un incremento de 4,8 millones de empleos, mientras que la transición a este modelo en Europa generaría 700.000 nuevos empleos y, además, hay un potencial de crear un beneficio económico neto de 1,8 billones de euros para 2030.

La ONU destaca que, aunque Europa y China son los líderes mundiales en la transición hacia la circularidad, recientemente América Latina y el Caribe han adaptado varias mediadas para la transición hacia este modelo. En Colombia, por ejemplo, mediante el Conpes 3934, conocido como ‘Política de Crecimiento Verde’, se trazaron una serie de políticas enfocadas en aumentar la productividad y competitividad económica del país, al tiempo que se promueve el uso sostenible de la riqueza natural.

A partir de la creación de esta política, formulada en 2018, se empezó a medir cómo va en país en la implementación de la economía circular. Desde agosto de 2020, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) viene realizando una serie de reportes sobre la circularidad en el país. El último reporte del Dane consolidó información estadística de 3 entidades en 35 indicadores y determinó que para 2019 la tasa de reciclaje y nueva reutilización en el país fue de apenas el 11,8 %.

De acuerdo con la profesora Villaquirán, cuando se revisan los datos del último informe se encuentra que Colombia en general no supera el 30 % en términos de economía circular. «Esto no es homogéneo para todo el país, pues en Cali, por ejemplo, las cifras son aún más bajas y apenas llegan al 15 %. Hay regiones que están más adelantadas que otras, pero si nos comparamos con el resto de la región, países como Argentina, Brasil, Chile o México están muy encima de nosotros, y ni hablar de Europa».
El peligro de no cumplir con las metas climáticas

Uno de los compromisos climáticos que asumió el presidente Iván Duque ante el CMNUCC es la reducción de las emisiones en un 51 % para 2030. La economía circular, además de los 17 ODS, es una gran herramienta para cumplir con este objetivo y con los otros expresados por el Gobierno nacional, pero su baja implementación en el país está dejando pasar muchas oportunidades que no solo sirven para avanzar en materia medioambiental, sino también económica.

La profesora de la Universidad del Valle explica que si seguimos con el mismo modelo económico lineal, extractivo y consumista en algún momento se van a terminar los recursos, por lo que la economía circular es, por ahora, una de las mejores opciones para ‘estirar’ al máximo posible lo que tenemos disponible.

Villaquirán también insiste en el peligro que representa el calentamiento global para la supervivencia de la especie humana y en la necesidad de cambiar nuestros los hábitos de consumo: «Si vemos las cifras de calentamiento global nos damos cuenta que lo que no se calentó la Tierra en los últimos 200.000 años, sí se calentó desde el desarrollo industrial de los últimos 200 años. Si es así, entonces no vamos a durar muchas generaciones».

Incendio forestal en Estreito da Calheta, Portugal. Imagen: Michael Held (Unsplash)

Diversos estudios científicos ya evidencian los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas y las especies de animales y plantas del planetas, pero ¿qué podría pasarnos a nosotros?

De acuerdo con un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el cambio climático podría ocasionar un aumento del nivel del mar (lo que pone en riesgo a ciudades costeras), cambios en la distribución e intensificación de enfermedades transmitidas por el agua y por vectores (mosquitos, roedores, etc…), variaciones en la productividad agrícola y la capacidad nutricional de los alimentos, las ciudades pueden empezar a tener dificultades para abastecer y distribuir servicios básicos como el agua (véase el caso de Ciudad de México), entre otros.

Los riesgos no terminan ahí, pues –en el peor de los casos– muchas zonas del planeta podrían quedar inhabitables para los seres humanos por cuenta del aumento de la temperatura.
La economía circular hoy en día

Como dice la experta de Univalle, «los recursos no van a estar ahí para siempre», pero sí es posible utilizarlos varias veces hasta que vayan a su disposición final. Con la economía circular, los productos (más específicamente los materiales de los que están hechos) pueden tener un ciclo de vida prácticamente indefinido o por lo menos más largo que en el modelo de tomar-hacer-deshechar.

Con la economía circular, materiales como el plástico de las botellas de agua o bebidas azucaradas pueden ser utilizados por más tiempo antes de ir a parar a un basurero. Esto también aplica para otros materiales como los escombros, el cartón y hasta el bagazo de la caña de azúcar.

En la actualidad, muchos empresarios están optando por materias primas alternativas (materias primas hechas a partir de residuos) para sustituir un porcentaje del material necesario para elaborar un producto. Por ejemplo, para fabricar concreto se necesita de grava y de cierto tipo de arena de río, la cual es cada vez más escasa, entonces con el modelo de circularidad se puede sacar grava y arena de los escombros para limpiarla y volver a reutilizarla en el proceso de elaboración de concreto.

En los últimos 20 años se ha multiplicado por 3 la cantidad de arena que se consumimos para la construcción. Imagen: Markus Spiske (Unsplash)

«Se ha visto que a partir de la circularidad se ha generado empleo. A partir de esos supuestos residuos han salido emprendimientos que ahorita son microempresas y que ocupan un sector muy importante. Hay casos en los que utilizan materiales que se llaman comúnmente como residuos y los utilizan como materia prima alternativa para meterla nuevamente en el proceso. La ‘madera plástica’ es un ejemplo, porque utiliza muchos residuos plásticos para su elaboración», comenta Villaquirán.

En Colombia existen varias empresas que se dedican a producir materias primas alternativas. En Cali hay una empresa llamada Maecol que se dedica a fabricar materiales de construcción a partir de materias primas alternativas, lo que claramente es un uso comercial de la economía circular. La empresa utiliza un porcentaje de residuos de construcción (escombros) para fabricar acabados, estucos, entre otros. En Bogotá, la empresa Greco utiliza la economía circular para generar grava y arena a partir de residuos de demolición y construcción.