Se está dando el mensaje de que si no somos contadores públicos no podemos hacer una declaración de renta, y eso es falso.
Estamos en temporada de declaraciones de renta de personas naturales y hay empresas ofreciendo el servicio de elaboración de declaraciones de renta a unos precios muy competitivos que algunos contadores públicos se han tomado a mal considerándolos como competencia desleal.
En respuesta a la queja generalizada de los contadores públicos ante la presencia de estos servicios que alegan los dejan sin trabajo, la Junta Central de Contadores ha emitido el comunicado de prensa 03 del 18 de julio de 2019 que dice:
«La Unidad Administrativa Especial Junta Central de Contadores se permite informar, a la comunidad en general:Que los servicios propios de la ciencia contable definidos en el articulo 2º de la Ley 43 de 1990, solo deben ser presentados por Contadores Públicos o entidades debidamente inscritas ante la junta.Están circulando por las redes sociales mensajes de preparación de declaraciones de renta auspiciadas, entre otras, por algunas entidades bancarias.Al respecto esta Entidad cuenta con mecanismos para que la ciudadania en general, antes de contratar los servicios relacionados con la profesión contable, pueda verificar el respectivo registro profesional. Consulte el estado del contador en el siguiente enlace: https://sgr.jcc.gov.co:8181/apex/f?p=138:1:0:::::»
De a lectura de ese comunicado se entiende que sólo los contadores públicos están facultados para elaborar declaraciones tributarias, como la declaración de renta de las personas naturales, lo que en nuestro criterio es incorrecto, pues no existe una norma que prohíba a personas que no tengan la calidad de contadores públicos elaborar declaraciones tributarias.
Entendemos la preocupación de los contadores públicos al sentirse desplazados por las aplicaciones informáticas que automatizan en gran medida el proceso de elaboración de la declaración de renta, permitiendo bajar los costos considerablemente, y entendemos la intención de la Junta Central de Contadores de proteger los intereses de los contadores públicos, pero no es difundiendo información errónea la mejor forma de proteger esos intereses.
Una declaración tributaria puede ser diligenciada por cualquier persona, incluso por el mismo contribuyente así tenga apenas primero de primaria.
Es más, en la mayoría de los casos ni siquiera es obligatorio que la declaración de renta esté firmada por un contador público, siendo la firma del mismo contribuyente la única necesaria.
Siendo claro que un no contador público sí puede elaborar las declaraciones tributarias, han aparecido soluciones que ofrecen elaborar declaraciones tributarias a precios inferiores a los que regularmente cobran los contadores públicos, lo que no es ilegal, y es apenas el resultado de una economía de mercado donde hay libertad de empresa permitiendo a las personas desarrollar ideas que terminan revolucionando un sector y dejando a muchos profesionales sin oficio, y frente a eso poco se puede hacer.
Y el panorama futuro es más sombrío para el contador público, porque si bien hay empresas que están desplazando al contador público como Tributi, que pauta en Gerencie.com y por lo cual se nos puede acusar de no ser objetivos, estas mismas empresas en un futuro serán desplazadas por la misma Dian que ya está elaborando declaraciones tributarias gratuitamente.
Así está el asunto: la misma Dian ya elabora declaraciones tributarias a $0, y no por ello se le puede acusar de hacer competencia desleal a las empresas que las hacen por $99.999, así como a estas no se les puede acusar de competencia desleal al contador público que cobra $300.000 por una declaración. Es el mercado el que dicta las reglas de juego.
La competencia desleal se entiende cuando se ofrece un servicio a un precio inferior al costo de prestar el servicio, que no es el caso de las declaraciones tributarias que son elaboradas por un software, donde una vez desarrollado el aplicativo, el costo variable de elaborar una declaración es de casi cero, y el costo fijo muy bajo, y en ese contexto no se puede alegar competencia desleal sino de simple competitividad.
Históricamente el ser humano ha creado herramientas para hacer más por menos, y este es un paso más en la automatización de procesos que desafortunadamente va eliminado mano de obra a la vez que disminuyen los precios de los servicios.
Ante este panorama, al decisión del contador público no debe ser indignarse ni lamentarse; su decisión debe ser moverse en la dirección del viento y buscar alternativas que agreguen valor a sus servicios por el cual sus clientes quieran pagar.
Y la Junta Central de Contadores en lugar de divulgar información errónea, lo que debe hacer es crear políticas para conseguir que el contador público se ponga a tono con la nueva realidad económica y tecnológica, papel que deben desempeñar también las universidades que siguen sacando contadores públicos como cuando recién se promulgó la ley 43 hace casi 30 años.
Y si señor, el problema es que seguimos formando contadores públicos para el mercado que existió en el siglo pasado, y ese mercado ya no existe y pronto tendremos que competir con la inteligencia artificial que pensará y analizará mejor que el mejor contador público.
Así que la invitación a los contadores públicos es a reinventarse, pues no hay forma de evitar los efectos negativos de la tecnología, aunque sí podemos beneficiarnos de sus efectos positivos y a eso debemos apuntarle.