Los tres factores que debe tener en cuenta a la hora de hacer compras internacionales son la comisión sobre la compra, la TRM del día y el número de cuotas
BIENVENIDOS AL PORTAL TRIBUTARIO, CONTABLE Y LEGAL. BRINDAMOS CONSULTORIAS Y ASESORIAS INTEGRALES EN TRIBUTARIAS, AUDITORIAS, CONTABLES, Y LEGALES.DE COBERTURA REGIONAL Y NACIONAL. SOMOS UNA FIRMA COLOMBIANA, CON MAS DE 24 AÑOS.NUESTRO PRINCIPAL OBJETIVO BRINDAR UN SERVICIO ENMARCADO EN OPORTUNIDAD, CALIDAD, RESPONSABILIDAD Y CUMPLIMIENTO DE NORMAS, EN BENEFICIO DE NUESTROS CLIENTES.Y SE TRADUZCA EN GENERACION DE RESULTADOS FINANCIEROS Y REMUNERACIONES COMPETITIVAS CON NUESTROS COLABORADORES.
lunes, julio 11, 2022
Sin título
Lina Vargas Vega
El uso de las tarjetas de crédito y débito es uno en Colombia y otro en el exterior. Por eso, si va a realizar compras fuera del país con productos financieros nacionales, debe tener en cuenta la “letra menuda” de su banco, para no llevarse sorpresas.
Las franquicias de tarjetas, según la negociación con cada banco, cobran una comisión sobre el valor de la compra. Banco de Occidente, Bancolombia y Banco Falabella se ajustan a dichas tarifas. Sin embargo, otras entidades financieras cobran un porcentaje adicional para cubrir los gastos demandados por Visa, Mastercard y American Express y tener una comisión propia.
La República indagó entre las diferentes entidades financieras y visitó los portales web de cada una, y encontró que las comisiones más altas las cobra Scotiabank Colpatria (4,03%); Bbva y AV Villas (2,90%), Banco Popular (2,50%) y Banco de Bogotá (2,40%).
“En el último año, cerca de 20.000 clientes, entre personas naturales y jurídicas, han realizado operaciones en moneda extranjera a través de nuestra red de oficinas o de la banca virtual web de manera ágil”, expresó Jaime Alberto Upegui, presidente del banco Scotiabank Colpatria.
Entre los cobros que no exceden 2% están los de Finandina (1,50%) y Davivienda (1%). Mientras que Banco Caja Social y Banco Agrario no cobran comisión por compras en el exterior.
Este es el cobro adicional que hacen los bancos sobre el valor de sus compras, es decir que siempre que haga una transacción en el exterior debe pagar ese porcentaje adicional al valor de su adquisición.
“Las comisiones por servicios que cobra la banca tienen una tendencia a reducir o desaparecer. Vemos con mucha frecuencia ofertas de productos con cero cobro de comisiones. Esta reducción es importante hacerla extensiva a los cobros en Colombia por transacciones de los clientes en el exterior, les cuesta el doble con el ingrediente de la Tasa Representativa del Mercado (TRM)”, expresó Wilson Triana, experto y consultor en banca y seguros.
Otra duda muy frecuente a la hora de hacer transacciones es la TRM con la que se cobra la transacción, ya que el precio del dólar cambia todos los días. Los bancos consultados respondieron que la TRM que se cobra es la del día que se hace la compra. Sin embargo, Bancolombia expresó que con Mastercard y American Express se cobra la TRM del día del pago de la deuda y con Visa la del día de la transacción.
El Banco Falabella informó que “las compras realizadas en el exterior se liquidarán por la franquicia respectiva, realizando la conversión de la moneda original de la transacción a dólares de los Estados Unidos de América. Luego, dicha suma será convertida a la moneda legal colombiana a la tasa de conversión. Dichas conversiones varían dependiendo de algunos factores como son: tasa de compra, tasa de conversión, tasa de apertura del mercado y tasa de negociación de la divisa, entre otros”.
LOS CONTRASTES
Wilson TrianaExperto y consultor en banca y seguros
“Las comisiones que cobra la banca tienen una tendencia a desaparecer. Vemos con mucha frecuencia ofertas de productos con cero cobro de comisiones”.
Jaime Alberto UpeguiPresidente de Scotiabank Colpatria
“En el último año, cerca de 20.000 clientes, entre personas naturales y jurídicas, han realizado operaciones en moneda extranjera a través de nuestra red de oficinas”.
Otro factor importante a tener en cuenta con las compras en el exterior es el número de cuotas a las que es diferido el pago. Banco Falabella y Banco Itaú difieren las compras a 24 cuotas, mientras que Bancolombia y Banco Agrario lo hacen a 36 cuotas.
“En el Banco Finandina, el cliente tiene el control y el poder sobre el plazo al que quiere que se le difieran automáticamente las compras presenciales, por Internet, en el exterior, o avances. Posteriormente, también tiene la posibilidad de ajustarlas al plazo que desee”, manifestó la entidad.
Pese a que en la mayoría de entidades financieras este es un proceso automático, el cliente es el que tiene la decisión final. No es recomendable pagar 24 o 36 cuotas con una tasa de interés superior a 20% (el interés para las compras internacionales es el mismo que para las nacionales y si es de tarjeta de crédito, la tasa suele pegarse a la usura, que para octubre está certificada en 25,62%).
El cliente tiene el derecho de acercarse a una sucursal bancaria y pedir que se cambie el número de cuotas. Si su bolsillo lo permite, lo más conveniente para el usuario es diferir sus compras a una cuota para evitar pagar interés.
Las reformas de las reformas
Derogar todo lo que no sirve del mamotreto tributario, incluyendo los beneficios injustificados y todas las normas que generan confusión”.
Cada vez que hay un cambio de gobierno en Colombia se empieza a hablar de una reforma tributaria, como si este fuera un requisito indispensable en los programas de la gestión del nuevo mandatario. Y es que la costumbre se ha generalizado por diferentes razones o con diferentes pretextos, no solo cuando la situación económica del país lo requiere, sino cuando se trata de cumplir promesas o satisfacer al electorado; por ejemplo, el presente gobierno decretó una rebaja en la tarifa del impuesto sobre la renta de las sociedades, no bien se inició. Tal pareciera que ningún presidente se siente gobernando sin al menos una reforma tributaria en su período.
No sería tan nociva para el país esta costumbre, si las reformas obedecieran no sólo a las necesidades urgentes de ingresos fiscales, sino a estudios juiciosos, con alguna armonía y proyección hacia el futuro.
Por desgracia, la suma incalculable de modificaciones reiteradas a las disposiciones tributarias ha convertido el que dio en llamarse un ‘Estatuto Tributario’, en una masa informe, incoherente, farragosa y plagada además de excepciones y beneficios dirigidos, que rompen la equidad en un aspecto tan importante como las cargas tributarias. No han valido los innumerables estudios de los expertos ni las reiteradas recomendaciones de organismos internacionales para que se eliminen las injustificadas ventajas otorgadas caprichosamente en las denominadas reformas. En materia tributaria debería primar el equilibrio de las cargas, antes que las conquistas de los lagartos en las discusiones de los proyectos.
Si el gobierno que llega quisiera abordar el tema, no solo para salir del parto angustioso del equilibrio de las finanzas sino para racionalizar las normas, facilitar su consulta y evitar discrepancias entre la Administración y los contribuyentes, valdría la pena pensar en derogar todo lo que no sirve del mamotreto tributario, incluyendo los beneficios injustificados y todas las normas que generan confusión y dificultan la tarea de los contribuyentes y de la propia Administración Tributaria. Sería una reforma valiosa.
Hablando de las cosas buenas, se ha formado un verdadero plebiscito alrededor de la designación de José Antonio Ocampo como Ministro de Hacienda del gobierno entrante, cargo que afortunadamente aceptó asumir.
Nada más acertado ante los retos que enfrenta el país por las dificultades de su economía doméstica, agravadas con las amenazas que vive el mundo ante la invasión rusa. Se trata de un profesional a carta cabal, con una hoja de servicios impecable, gran experiencia en los cargos del Estado, en la academia y en sus grandes responsabilidades en las posiciones que ocupó en la Organización de las Naciones Unidas.
Ojalá los criterios en estos aspectos se mantengan, para que no tengamos que volver a vivir episodios de contaminación burocrática en entidades eminentemente técnicas, como pasó con la Junta del Banco de la República.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)