jueves, marzo 04, 2021

Profesión continúa en busca de un estándar de calidad y debe adaptarse a nuevas circunstancias

 Daniel Sarmiento piensa que los cambios que se deben presentar en el CTCP, la JCC y la CGN están atascados por la falta de voluntad política.


José D. Castro afirma que órganos de la profesión deben velar por presentar un frente unido ante el Gobierno que permita modernizar las normas que nos regulan.

Continuamos con nuestro especial del Día del Contador Público en Colombia, a través del cual hemos debatido temas como la modernización de la profesión, el papel de los entes que la regulan y el nuevo rol del profesional contable.

Daniel Sarmiento Pavas, exconsejero del CTCP, miembro del SMEIG (IASB), socio director de ACS Audit & Consulting Services, afirma que es claro que las cosas no volverán a ser como antes de la pandemia, no solo por el impacto del virus en sí, sino porque tanto empresarios como empleados se dieron cuenta de que el trabajo virtual sí es totalmente viable.

«No en vano, las empresas que más han crecido en el último año son cuyo negocio está relacionado con el uso de la tecnología, bien sea porque la producen o porque la utilizan de manera intensiva en su actividad comercial», afirma.

Para él, la profesión no puede ignorar este fenómeno y debe adaptarse a las nuevas circunstancias, haciendo uso de la tecnología para la prestación de servicios.

«Herramientas como data analytics, big data, inteligencia artificial y blockchain, entre otras, cada día se hacen más importantes en la ejecución del trabajo», dice.

Manifiesta que la auditoría debe absorber las nuevas tecnologías porque el desempeño tradicional que conocemos ya no es costeable por la mayoría de las compañías, además de ser más impreciso. La formación de los contadores debe estar en línea con las características del nuevo mundo poscovid.


Cambios de la profesión están atascados en medio de la falta de voluntad política
“todos conocemos el problema, sabemos cuál es la solución, pero no se puede hacer nada, porque los cambios están atascados en medio de la falta de voluntad política”

Sobre el papel de la JCC, el CTCP y la CGN como entes reguladores de la profesión, opina que este es un tema recurrente en el que todos conocemos el problema, sabemos cuál es la solución, pero no se puede hacer nada, porque los cambios están atascados en medio de la falta de voluntad política.

«La JCC debe resolver sus problemas internos porque ha perdido credibilidad debido a las fricciones entre la parte administrativa de la unidad y el tribunal disciplinario», opina.

El CTCP, por su parte, ha visto reducido su presupuesto a la mínima expresión, lo cual lo hace puramente reactivo y no proactivo.

La CGN, que es la entidad que más recursos tiene, no interactúa con los demás órganos como debiera para avanzar en consenso.

«Por eso, las instrucciones técnicas de esta entidad para entidades similares a las del sector privado son, en muchos casos, disímiles y generan asimetrías en la información», dice.
Efectuar cambios profundos y rápidos

Los constantes aislamientos han obligado a los contadores a cambiar sus procedimientos de evaluación; en el caso de los revisores fiscales, teniendo que hacer más uso de la información virtual para evaluar, no solo las cifras, sino el cumplimiento y el control interno.

«Los contadores preparadores también han tenido que aprender a coordinar sus actividades en la virtualidad, lo cual no siempre es sencillo, debido a que el contador bajo los marcos técnicos vigentes debe interactuar con muchas más personas que antes, asunto que resulta a veces complejo en medio de la virtualidad», indica.

Tiene claro que todos hemos tenido que hacer cambios a la fuerza, pero se hace fundamental que las instituciones, tanto de formación profesional como relacionadas con el ejercicio, efectúen cambios profundos de manera rápida o se generará un desfase que se sumará a los que ya traemos por la lentitud en adoptar la normativa en la formación y el ejercicio.
Para que la profesión sea modernizada, se requiere modernizar el perfil del contador

José David Castro, contador público, gerente de Auditoría y Revisoría Fiscal en Tax Solutions Colombia, expresa que, si hay algo que nos ha enseñado la globalización, es que las fronteras ya no son solo geográficas, se han transformado también en fronteras digitales.

Por lo tanto, para que la profesión sea modernizada, se requiere modernizar el perfil del contador.

«Ya no basta con que el contador sea bueno con los números y conocedor de contabilidad. Adicionalmente, debe conocer de idiomas, herramientas informáticas, Normas Internacionales y estar al tanto de la evolución del sector económico en que desarrolla su labor», dice.


Un llamado para que los contadores participen en el proceso de modernización

Sobre la JCC, el CTCP y el CGN, como entidades líderes en el proceso de modernización de la profesión y unidad gremial, piensa que deben velar por presentar un frente unido ante el Gobierno, uno que permita modernizar las normas que regulan la profesión.

«De igual forma, subir cada vez más el estándar de calidad de los profesionales y, sobre todo, trabajar para que no recarguen nuestra la labor con un alto volumen de requerimientos gubernamentales que frenan la evolución de la profesión», opina.

Resalta que actualmente se vienen adelantando proyectos de ley para modernizar la Ley 43 de 1990 y el Código de Comercio, en cuanto a las funciones del revisor fiscal. Por lo tanto, «hago un llamado a los profesionales de la contaduría pública para que participen activamente en la modernización de nuestra labor».

Indica que la virtualidad llegó para modernizarnos. La pandemia ha provocado que los contadores se vean en la obligación de adaptar los procesos y herramientas para trabajar a distancia.

«Lo anterior sin perder la calidad de nuestras tareas y manteniendo el control sobre las operaciones diarias de las entidades», afirma.

«De igual manera, los revisores fiscales y/o auditores externos e internos hemos evolucionado en nuestros programas de auditoría, en aras de probar los controles de las entidades de forma virtual, sin dejar de lado la rigurosidad de la documentación soporte de la auditoría», concluye.

Las utilidades del sistema financiero llegaron a $5,8 billones con corte a noviembre

 



El crecimiento de la cartera se ha moderado consistente con factores de oferta y demanda, expresó la Superintendencia Financiera

Hoy la Superintendencia Financiera publicó el informe del Sistema Financiero Colombiano a cierre de noviembre 2020. La entidad explicó que para ese mes continuó la reducción de las utilidades frente al año anterior en algunas industrias del sector financiero.

La Superfinanciera reveló las entidades bancarias alcanzaron resultados acumulados por $5,8 billones, cifra inferior en 51% frente a 2019 (reducción de $5,9 billones) y superior en $562.500 millones respecto al mes inmediatamente anterior.

De otro lado, la industria aseguradora registró $1,5 billones, lo que señala una reducción de 32% frente a 2019. Finalmente, las sociedades administradoras de fondos de pensiones y cesantías reportaron $840.5000 millones, con una disminución de 23% frente a 2019.

Cartera

"El crecimiento de la cartera se ha moderado consistente con factores de oferta y demanda", expresó la entidad. En noviembre el saldo bruto ascendió a $524 billones, con lo cual el indicador de profundización alcanzó 52%
del PIB.

En términos reales, la autoridad reportó que la cartera bruta registró una variación anual positiva de 2,6%, tasa similar al crecimiento promedio de 2018 (2,3%) y menor a la de los últimos cinco años (3,6%). En el mes se registraron 1,7 millones de solicitudes de crédito; la tasa de aprobación en empresas alcanzó 90,5%, mientras que, en las carteras masivas (consumo y vivienda) fue de 58,6%. Esta dinámica sugiere que existe un menor apetito al riesgo en portafolios inherentemente más riesgosos.

La cartera comercial creció a un ritmo de 2,8% real, tasa menor a la del mes anterior (4,8%), debido al menor ritmo de los desembolsos durante los dos últimos meses ($11,9 billones noviembre), por la incidencia de los prepagos de cartera ($2,1billones).