NYT: El escaneo del iris de Tools for Humanity genera dudas sobre privacidad.
Tools for Humanity planea generar ingresos ofreciendo un sistema basado en datos biométricos.
Una noche de julio, los entusiastas de las criptomonedas se reunieron en una galería de arte en Nueva York. Fueron recibidos por una escena de ciencia ficción: una serie de pedestales grises, dispuestos como un Stonehenge futurista, cada uno sosteniendo una esfera de metal del tamaño de una bola de boliche.
El evento fue una fiesta de lanzamiento de Worldcoin, un proyecto de criptomonedas creado por Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, y la empresa de criptomonedas que cofundó, Tools for Humanity. La reunión fue un pequeño paso en lo que Tools for Humanity afirma será un proyecto que cambiará el mundo: escanear los ojos de los 8 mil millones de humanos del mundo y usar esa identificación para ofrecer pequeñas asignaciones de criptomonedas para apoyarlos en un mundo trastocado por la inteligencia artificial.
Cada orbe Worldcoin contiene una cámara diseñada para grabar imágenes del iris de una persona. Los orbes convierten esos escaneos en un código numérico, que se supone servirá como un nuevo tipo de identificación digital. A corto plazo, Tools for Humanity planea generar ingresos ofreciendo su sistema como alternativa a tecnologías de seguridad como CAPTCHA, la prueba fotográfica utilizada para distinguir a humanos de las cuentas de spam.
A final de cuentas, quienes financian Worldcoin imaginan un plan de mayor alcance para proteger a las personas de los avances en IA que, afirman, eliminarán millones de puestos de trabajo. Están promoviendo los orbes como un posible cimiento para el ingreso básico universal y dicen que las identificaciones de iris ayudarán a distinguir a las personas reales de los robots.
Para los escépticos, el hecho de que una empresa privada de criptomonedas maneje los datos biométricos de miles de millones de personas suena como una receta para la distopía. La compañía es parte de una creciente variedad de empresas de criptomonedas que intentan aprovechar el revuelo en torno a la IA para impulsar a las monedas digitales a recuperar su relevancia después de un año y medio de caídas del mercado y quiebras. También muestra cómo figuras poderosas como Altman están creando empresas generadoras de dinero para mitigar los efectos negativos de la IA, incluso al tiempo que desarrollan agresivamente la tecnología.
Las tácticas de mercadotecnia y las técnicas de escaneo del iris de Tools for Humanity han sonado alarmas. En julio, las autoridades de Francia y Alemania dijeron que estaban investigando las prácticas de recopilación de datos de Worldcoin. Más recientemente, Kenia ordenó a Tools for Humanity que dejara de realizar escaneos, señalando a una “falta de claridad” en su manejo de información delicada.
En su sitio web, Tools for Humanity dice que los orbes no almacenan datos del iris. Cuando las personas son escaneadas, dice el sitio web, reciben una identificación única protegida por criptografía compleja, mientras que toda imagen es eliminada.
Con el tiempo, la empresa quiere distribuir 50 mil orbes en todo el mundo; sólo unos cuantos cientos están en circulación ahora.
Antes de su lanzamiento oficial, Tools for Humanity envió a contratistas para recopilar datos del iris en países en desarrollo. Algunos de esos contratistas utilizaron técnicas engañosas para hacerlo, halló investigación realizada el año pasado por Buzzfeed News y el MIT Technology Review.
Y con todo y lo que Altman habla de una moneda distribuida equitativamente, Tools for Humanity ha dicho que alrededor de una cuarta parte de sus nuevas monedas digitales, conocidas como WLD, ya están destinadas a inversionistas de riesgo y otros conectados con la empresa.
En el evento en Nueva York, Isaac Céspedes, de 32 años, pasó gran parte de la noche sopesando los pros y los contras de ofrecer sus datos biométricos a una startup. “Acabo de enviar un mensaje a un amigo que comercia en criptomonedas”, dijo Céspedes. “Él cree que suena a tranza”.
Al final de la noche, Céspedes estaba haciendo fila para ser escaneado.
DAVID YAFFE-BELLANY. THE NEW YORK TIMES