domingo, mayo 12, 2024

La culpa que persigue a las mamás que trabajan

 Ser madre y trabajar es un desafío diario que requiere de capacidades logísticas impensables. Y aunque seamos maravillosas y tratemos de hacer todo lo mejor posible, siempre sentimos que nos falta el centavito para el peso.



Obvio que siento culpa a diario, la lista de tareas es muy larga.

Les dejo una anecdota de hace algunos años.

Rompí la mariquita de mi hijo. Fue sin querer, una de esas mañanas de afanes y carreras, cuando abrí mal la puerta de su closet y me llevé un pedazo de aquella manualidad que colgaba orgullosa en la puerta. En ese momento no le puse atención. Era más importante llegar a tiempo a la ruta del jardín y luego a la oficina. Era más importante alcanzar a desayunar y maquillarme, para que no se notaran tanto las marcas del acné que me aqueja hace siete meses. No pensé en él. En el esfuerzo y el empeño que le puso a su mariquita, hecha con medio plato de Icopor, ojos de botón y lana. No me importó el pedazo rojo que cayó al piso y que ignoré, y que nuestra querida empleada, probablemente botó a la basura.

El lunes en la noche, mientras trataba de dormirlo, y él se resistía al sueño, la vio. “Se rompió mi mariquita”, me dijo e inmediatamente se le empozaron sus gigantescos ojos cafés oscurísimos. Luego comenzó a analizar cómo se pudo romper. “Debo hacerla con otro material”, me aseguró con la certeza de un arquitecto, cosa que me sorprendió porque a veces sus palabras no suenan como las de un niño No tuve el coraje, porque fue puro miedo y vergüenza, de decirle que yo lo había hecho. Que yo la había roto. Sin culpa, pero también sin cuidado. En un momento de sabiduría materna, de madre muy cansada que solo quiere que el niño por fin se vaya a dormir para ver aunque sea un capítulo de en la TV, le dije: “Mi amor, a veces la cosas se rompen. ¿Lo hiciste con esfuerzo?” “Sí, mami”. “¿Lo hiciste con todo el cariño?”. “Sí, mami”. “Eso es lo importante. Que lo hayas hecho con esmero y amor. 

Las cosas a veces se dañan, y no pasa nada”. “Pero mami, es que la hice para ti. Todos mis trabajos los hago para ti”.

En ese momento se me quebró el corazón. Me sentí como una basura. Como el hongo que se alimenta de la basura. Y esa sensación de culpa me invade cada vez con mayor frecuencia. Siento que por tratar de hacer de todo, estoy haciendo todo mal, o a medias, o de forma mediocre. Así que con mi culpa a cuestas me fui el martes a la oficina.

A medio día llegue a almorzar a la casa a encontrarme con un niño desconsolado. Su juguete favorito, un carro que cambia de color con el agua fría, se le quedó en el jardín. Él no suele llevar juguetes al jardín, porque la regla de su profesora es que quien lleve algo para jugar debe estar dispuesto a prestárselo a sus compañeros. Él, que está aprendiendo a compartir sus cosas, prometió que dejaría a sus amigos jugar con su carro y en efecto cumplió con su promesa. Tanto así, que olvidó empacar su pequeño vehículo color aguamarina en su lonchera, porque un amigo había estado jugando con él. Entre la culpa y la angustia de verlo tan triste, decidí salvar el día. Almorcé en un dos por tres y corrí como el viento, llegué al jardín y recogí el camioncito. Emprendí el regreso y entré como una superheroína victoriosa a la casa. Sí, lo había logrado. El nivel de culpa pasó del 10 a 9,5.

El miércoles fui a recoger unas visas. Para que me las entregaran debía presentar un recibo, que la señorita del mostrador me aseguraba que me había dado cuando fuimos a la cita dos semanas antes. En un ataque de pánico histérico, porque no puedo describirlo como nada más, me devolví a la casa, revolví todos los papeles y regresé al mostrador roja como un tomate y asegurando que el famoso recibo no me lo habían entregado. La señorita, muy amable y paciente debo decir, le dijo a mi esposo que tenía que sacar copia de nuestras cédulas mientras yo escribía una carta a mano para pedir que nos devolvieran los pasaportes. Una vez terminé la carta abrí mi billetera y ahí estaba el recibo. En el afán no miré bien. Lo entregué con vergüenza mientras Santiago me observaba con recelo y hasta lástima, por mi estado alterado. El nivel de culpa escaló de nuevo a 11.

Luego el viernes por la mañana, mientras oía radio y trataba de comer de la forma más rápida posible una taza de müsli con yogur, una mujer llamó a la emisora a opinar sobre el tema del día, que era los nuevos controles al consumo de drogas en el país. La señora inició una diatriba en donde acusaba a las madres de no estar presentes de tiempo completo en los hogares. Según ella, que las mamás hayan salido de las casas y ahora trabajen, era la principal razón para que la juventud esté sumida en la drogas. Porque el papel de la madre, en su opinión, tiene que ser en el hogar, en la crianza de tiempo completo. 

Y la culpa es nuestra, mujeres casquivanas, que nos vamos a trabajar y dejamos a nuestros hijos en manos de terceros. 

Mientras paseamos felices y libres por el mundo eludiendo nuestras responsabilidades. (Esta es una interpretación libre de las palabras de la dama, no pretende de ninguna manera ser una cita, aclaro).

El cereal se me atoró en la garganta, mientras insultaba a la mujer en voz baja, por retrógrada, misógina, machista…en fin. Yo no ando feliz por el mundo, si algo tengo son más responsabilidades, porque tengo múltiples labores. Además de criar, cuidar y consolar, debo aportar a la economía familiar, sobresalir en el trabajo (para poder conservarlo), ser una genia de la logística, y no dejar de lado mis sueños y aspiraciones. Obvio que siento culpa a diario, la lista de tareas es muy larga. A lo anterior debo sumar también ser una buena pareja y coequipera; buena hija, hermana y miembro de familia, cuidar de mi bienestar y salud, tratar de verme medianamente decente en una sociedad que juzga muchísimo la apariencia, y no deshacerme en llanto cada cinco minutos cuando me entra un ataque de ansiedad porque no logro todos mis objetivos diarios.

Hasta Beyonce, la reina Bee, la mujer que es una empresa, confesó a la revista Vogue en su más reciente edición, que la maternidad la ha hecho replantearse muchas cosas en la vida y que ha ido al infierno y regresado. Si ella se ve superada por el reto de ser una madre trabajadora, ¿qué podemos esperar las simples mortales?

Y es entonces cuando llega la culpa, la que nos hacemos sentir nosotras mismas y la que nos reiteran los demás cuando cuestionan nuestro rol, cuando nos critican y nos restriegan nuestros errores. Nadie es perfecto y no podemos pretender que las madres sí lo seamos. Cada una libra sus batallas diarias y trata de hacer lo mejor que puede. Y al final lo que importa es que el trabajo lo hagamos con amor y dedicación.


FELIZ DIA DE LA MADRE

Discapacitados y población LGBT, con brechas en empleo

 Medición de la situación laboral de estos grupos en el primer trimestre muestra que enfrentan 3 puntos porcentuales de más en su tasa de desempleo.



De 2,49 millones de discapacitados, hay 391.000 trabajando y 79.000 desempleados.

La situación del mercado laboral colombiano continúa su recuperación tras el impacto que dejó la pandemia en los últimos dos años, pero dentro de los trabajadores persisten brechas que afectan a algunos grupos sociales.

Recientemente el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) ha venido publicando una serie de boletines sobre la situación laboral de las personas en discapacidad, la comunidad LGBT, y también sobre la población que se autorreconoce como campesina. Esto, según la entidad, con el objetivo de “promover la visibilidad estadística de grupos poblacionales priorizados que han sido históricamente discriminados”.

Durante el primer trimestre la tasa nacional de desempleo fue de 13,20%, pero el indicador se ubicó para el mismo periodo en 16,9% para la población con discapacidad.

Por el contrario, la población sin discapacidad presentó un desempleo de 13,1%, lo que implica la existencia de una brecha de 3,7 puntos porcentuales.

Según los registros del Dane, en el país hay 2,49 millones de personas con alguna discapacidad, y de estos, hay 391.000 laborando, mientras que hay 79.000 en búsqueda de empleo. En este grupo, 1,6 millones de ciudadanos están fuera de la fuerza laboral, lo que quiere decir que no están empleados pero tampoco buscan trabajo.

De allí que la tasa de ocupación de esta población sea de 18,6%, mientras que en las personas sin discapacidad está en 57,1%, una diferencia de 38,5 puntos porcentuales.

Por sectores, el comercio es la actividad que más ocupa a esta población, con el 20,6% de los trabajadores en condición de discapacidad, lo que representa alrededor de 80.000 personas. Así mismo, la mayoría de estas personas que están empleadas, el 53,2% son trabajadores por cuenta propia.

POBLACIÓN LGBT

Otro grupo que ha venido caracterizando el Dane es la población LGBT, y en los registros oficiales se estima un total de 518.000 personas lesbianas, gays, bisexuales y trans, lo que equivale al 1,4% de la población mayor de edad en el país.

Las estadísticas evidencian que la tasa de desempleo presenta una diferencia de 3,2 puntos porcentuales, dada una desocupación de 16,2% para la población LGBT y de 13,0% para la población no LGBT.

“Es interesante que tanto los discapacitados como la población LGBT tienen una tasa de desempleo mayor, aunque no mucho mayor que el resto de la población”, menciona, Adrián Garlati, director de la carrera de Economía de la Universidad Javeriana, quien aclara que es muy reciente la medición que está haciendo el Dane en grupos de población como personas con discapacidad o LGBT, “por lo que hay que mirar con detenimiento a ambas poblaciones”.

En el caso de la población en condición de discapacidad, destaca que “hay muchos tipos de discapacidades, y de eso dependerá también el tipo de trabajo que la persona puede desempeñar, y probablemente eso puede ser la barrera más importante”.

En el caso de la población LGBT, Garlati señala que es importante mirar si “quizás juega algún rol algún grado de discriminación sobre la tasa de desempleo”.

POBLACIÓN CAMPESINA

Otro grupo poblacional para el cual se han presentado reportes recientemente es la población que se identifica subjetivamente como campesina, que según el Dane representa a 14,46 millones de personas mayores de 15 años en el país.

Para ellos, la tasa de desempleo se ubicó en el periodo enero- marzo de 2022 en 11,1%, por debajo en 2,9 puntos porcentuales en relación a la de la población que no se considera campesina, que está en 14%.

“Típicamente en la zona rural las personas sí se mantienen más ocupadas, porque el trabajo de campo se realiza a lo largo de todo el año, especialmente si la persona tiene una propiedad o trabaja para una propiedad ajena, mientras que en los trabajos estacionales hay épocas en que la persona no está ocupada”, aclara Garlati, quien indica que eso hace que el desempleo sea más bajo.

De esta población, el 44,2% dice dedicarse a la agricultura, ganadería, caza o pesca; el 13% al comercio y 7% a la industria.

Sin embargo, dentro de ellos hay otra brecha, mientras que para los hombres la tasa de desempleo está en 7,8%, el desempleo en las mujeres campesinas asciende al 17,9%, una diferencia de 10,1 puntos porcentuales.

Pautas para terminar el contrato de trabajo por reconocimiento de la pensión de invalidez

 


La pensión de invalidez es una prestación que tiene como propósito garantizar un ingreso para aquellas personas que presentan una situación de pérdida considerable de su capacidad laboral.

A continuación, detallamos algunas pautas para despedir con justa causa por el reconocimiento de esta pensión.

La pensión de invalidez es una prestación que opera como un mecanismo de compensación económica a favor de las personas que no pueden acceder a otra fuente de ingresos luego de haber sufrido una perdida significativa de su capacidad laboral.

Esta prestación no solo está contemplada en el sistema general de pensiones, sino también en el sistema general de riesgos laborales –SGRL–. En ambos sistemas se establece que una persona se considera inválida cuando ha perdido el 50 % o más de su capacidad laboral y el reconocimiento de la prestación está sujeta al cumplimiento de los requisitos legales.
Terminación del contrato de trabajo por el reconocimiento de la pensión de invalidez

Cuando el fondo de pensiones o la ARL reconoce a un trabajador la pensión de invalidez, la ley prevé que esta circunstancia es justa causa para la terminación unilateral del contrato de trabajo por parte del empleador (artículo 62, parte “A”, numeral 14 del CST).

La terminación del contrato de trabajo en caso de pensión de invalidez no constituye una sanción al trabajador, dado que este no ha incurrido en faltas graves o incumplimientos. En cambio, se justifica como un mecanismo de compensación económica que reemplaza el salario del trabajador que ha perdido considerablemente su capacidad laboral.

Pautas para despedir con justa causa

El empleador debe seguir ciertas pautas para que la terminación del contrato sea válida en caso de reconocimiento de pensión de invalidez:

La notificación y la inclusión del trabajador en la nómina de pensionados son requisitos para la terminación del contrato.
Si el trabajador no está aún en la nómina de pensionados, el despido puede resultar en reintegro y pago de salarios.
El empleador debe notificar al trabajador con al menos 15 días de antelación sobre la terminación del contrato.
Se deben respetar en todo momento los derechos fundamentales del trabajador.

La industria y el comercio, con alzas de doble dígito a marzo

 Frente al mismo periodo de 2021, para la producción manufacturera la variación en el trimestre fue 12,5%, y en la actividad mercantil fue 12,4%.



El balance del primer trimestre del 2022 es favorable, tanto para la producción industrial como para las ventas del comercio minorista, con aumentos de doble digito, según los reportes entregados por el Dane.

Para lo corrido del año, a marzo, frente igual periodo del 2021 la Encuesta Mensual Manufacturera con Enfoque Territorial arrojó que la producción real tuvo un incremento de 12,5%, las ventas reales aumentaron 12,5% y el personal ocupado, 4,6%.

Por su parte, la variación solamente para el mes de marzo fue 12,3%, mientras que para las ventas reales fue de 11,2% y para el personal ocupado se situó en 4,6%, según el reporte del Dane.

Particularmente en el dato del mes, sobresale el desempeño de elaboración de bebidas que presentó una variación anual positiva de 13,8 % en la producción real de la industria manufacturera, contribuyendo 1,6 puntos porcentuales (p.p.) a la variación total anual (12,3%).

Por su parte, coquización, refinación de petróleo, y mezcla de combustibles presentó la mayor contribución negativa (-0,4 p.p.) y una variación de -6,1%.

Con relación al personal ocupado, confección de prendas de vestir, con una variación de 8,2%, fue el dominio que más contribuyó de manera positiva (0,7 p.p.) a la variación total anual (4,6%), seguido de fabricación de productos de plástico, con una variación de 4,4% y una contribución de 0,3 p.p.

En los últimos doce meses, en el total nacional, la producción real de la industria manufacturera se incrementó 17,4%, las ventas reales 17,0% y el personal ocupado 4,8%.

EL COMERCIO

En cuanto al comportamiento del comercio minorista y de vehículos, entre enero y marzo de 2022 la variación en las ventas reales fue de 12,4% frente al mismo periodo del año pasado. Esta variación sin la venta de combustibles ni de vehículos fue 11,9%.

Para marzo, la actividad presentó una variación de 12,0% en sus ventas reales frente a igual mes del 2021. Sin la comercialización de combustibles y de vehículos, el aumento fue de 13,3%.

El personal ocupado del comercio minorista y de vehículos reflejó una variación de 2,2% en marzo de 2022 con respecto al tercer mes del 2021.

Las ventas a través de comercio electrónico aumentaron 77,5% en marzo de 2022 frente al mismo mes del año inmediatamente anterior, contribuyendo con 1,9 p.p. a la variación anual de las ventas totales del comercio minorista, sin vehículos automotores, motocicletas y sus repuestos (23,6%).

LA CONFIANZA EMPRESARIAL, ESTABLE

Para abril, el Indicador de Confianza Empresarial -ICE- se situó en 62,9, es decir 0,2 puntos porcentuales más respecto al registrado en el mes inmediatamente anterior (62,7).

Por sectores, según reseña el informe del Dane, Servicios (64,9) e Industria manufacturera (62,5) obtuvieron el valor más alto del ICE. Luego, estuvieron Comercio (62,3) y Construcción (58,2).

Dada la coyuntura por las dificultades para importar, llama la atención que el 11,0% del total señalaron inconvenientes en el aprovisionamiento de insumos en marzo pasado.

“A su vez, el 72,5% de las empresas reportaron que por problemas de disponibilidad, sufrieron una interrupción en el flujo de insumos; esta razón fue de 76,7% para las empresas de la Industria. El 70,1% de las empresas reportaron un incremento en los costos; en el sector de Construcción este porcentaje fue de 85,6%”, reporta el Dane.

Igualmente, en marzo de 2022, el 5,3% de las empresas de los cuatro sectores reportaron reducción de trabajadores u horas laboradas, 1,0 p.p. menos que lo registrado en febrero de 2022.

Al revisar esta variable, construcción evidenció la proporción más alta de empresas con esta afectación (7,8%), seguido de Industria (6,2%), Servicios (5,0%) y Comercio (4,4%).

Además, en marzo, el 12,0% de las unidades económicas de los cuatro sectores indicaron problemas en el acceso a servicios financieros, lo que representa una reducción de 0,6 p.p. frente al mes inmediatamente anterior.