Aunque parezca extraño, sólo hasta ahora el Ministerio de Educación Nacional de Colombia aprobó que los estudios profesionales de derecho, con la correspondiente titulación en abogacía, también se puedan hacer de forma virtual.
El hecho de que la experiencia haya demostrado que es posible educar virtualmente a ingenieros, administradores, psicólogos, comunicadores y hasta músicos y deportistas (como lo ha hecho la Unad), con óptimas competencias profesionales, y que más de un año de pandemia haya impulsado estudio, trabajo y entretenimiento soportados en tecnología y virtualidad, permitieron confirmar también que la comprensión y aplicación de la ley, el análisis y recolección de pruebas, y la práctica jurídica, entre otros ámbitos del estudio jurídico, también pueden hacerse de forma virtual.
Fueron muchos debates sobre si pedagógicamente y en la práctica esto era posible, y lastimosamente varias instituciones educativas desistieron en su intento de convencer a los académicos del Ministerio. La Unad es pionera: ofertará el pregrado de derecho virtual, abriendo la puerta para que lleguen programas similares.
En Colombia hoy se ofertan 191 pregrados de derecho, todos de naturaleza presencial. Aunque el número parece elevado, lo cierto es que su metodología y cobertura no han permitido atender la realidad social del país, cada vez más necesitada de nuevos y más escenarios de conciliación, de aplicación y de comprensión del espíritu de la justicia, en otras dimensiones.
Por ello, la decisión de Mineducación trae un cambio de paradigma: Es un reconocimiento, por parte de la academia tradicional, que el estudio virtual es una forma, igual o más significativa, que el estudio presencial, y que no había motivos de fondo para negar su realización. También envía un mensaje a esos 191 programas, y es que la presencialidad debe repensarse frente a la tecnología educativa.
Estudiar derecho virtualmente también lleva a una nueva forma de asumir la formación profesional en esta área del conocimiento, pues su comprensión y estudio han cambiado con el tiempo. Lo que inició como un ejercicio filosófico sobre los fines y la naturaleza del Estado, pasó a ser el estudio de herederos de grandes familias y de empresas por las que debían titularse para mantener el legado. Luego, los conflictos civiles llevaron al derecho a tratar responsabilidades y consecuencias de los actos estatales y de agrupaciones defensoras de ciertas causas; y con la globalización el derecho se internacionalizó e ingresó a ámbitos extraterritoriales, de producción intelectual, derechos de autor y recursos naturales y hasta digitales, entre otros.
Ahora, las permanentes protestas sociales, diversidad, abandono estatal, aparición de feudos, expropiaciones y la confirmación de que en Colombia hay regiones, pueblos y ciudades en donde la Constitución y la ley no se aplican, demandan de abogados capaces de ir hasta la vereda, el caserío o el resguardo, y sensibilizar a los compatriotas sobre deberes y derechos, ayudándoles a llevar una vida digna acorde con la ley.
Este último es el derecho que contribuirá a que, con este nuevo paradigma en la formación jurídica, Colombia pueda contar con más justicia.
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