La “Guide to Using ISAs in the Audits of Small and Medium - Sized Entities, volume 1, fourth edition, IFAC” indica que es adecuado utilizar un experto, en los siguientes casos:
•Conteo de inventarios especializados.
•Tasaciones de activos tales como terrenos y edificios, plantas y maquinaria, obras de arte, piedras preciosas, inventarios e instrumentos financieros complejos.
•Determinación de cantidades o condición física de activos tales como minerales almacenados en reservas, reservas subterráneas de minerales y petróleo, y la vida útil restante de la planta y la maquinaria.
•Determinación de montos utilizando técnicas o métodos especializados como la valoración actuarial, en entidades donde la entidad tiene un pasivo pensional.
•Análisis de problemas de cumplimiento tributario complejos o inusuales.
•Medición del trabajo por completar, en contratos en curso, por ejemplo, contratos de obra, carreteras, edificios o contratos con el Estado.
•Opiniones legales sobre interpretaciones de convenios, estatutos y reglamentos.
Bajo esta perspectiva, es interesante determinar la necesidad de contratar un experto en auditoría de sistemas, para el desarrollo de un encargo de revisoría fiscal.
Pues bien, ante la duda de si se requiere utilizar el trabajo de un experto en el área de auditoría de sistemas, se podría encontrar un apoyo en el artículo “La auditoría de sistemas al servicio de la revisoría fiscal. Auditando los sistemas complejos” de la Revista Internacional LEGIS de Contabilidad & Auditoría número 78, en el cuál se indica lo siguiente:
“Las etapas de una auditoría de sistemas que apoya la función de revisoría fiscal son:
— Alcance. El auditor financiero (o en ocasiones, el auditor de sistemas) determina si la empresa auditada posee sistemas complejos o susceptibles de ser auditados por el auditor de sistemas.
— Identificación y evaluación del riesgo de TI. El auditor de sistemas adelanta la evaluación de los controles generales de tecnología y de los controles de aplicación.
— Diseño de la respuesta de auditoría. El auditor de sistemas socializa con el revisor fiscal y demás miembros del equipo del encargo, los resultados obtenidos en la etapa de identificación y evaluación del riesgo de TI, hace entrega del informe de auditoría respectivo al revisor fiscal, para que este lo remita a la empresa auditada y se establezca, si es necesario, adelantar evaluaciones a los controles automáticos de los ciclos de transacciones que son del interés del revisor fiscal (usualmente relacionados con los ingresos, egresos y la contabilidad).
— Obtención de evidencia de auditoría. Dependiendo de la decisión adoptada por el equipo responsable del encargo en la etapa de diseño de la respuesta de auditoría, el auditor de sistemas ejecuta su labor con los alcances planeados en la etapa anterior.
— Formación de la opinión. El auditor de sistemas socializa los resultados obtenidos en la etapa de obtención de evidencia de auditoría y hace entrega del informe de auditoría de sistemas al revisor fiscal para su envío a la empresa auditada. Independientemente de lo anterior, el revisor fiscal valora al momento de emitir el dictamen de los estados financieros, si la evaluación a los controles generales de tecnología y controles de aplicación realizada por el auditor de sistemas dio como resultado una confianza o no en los controles de tecnología subyacentes de los sistemas de información evaluados. El informe del auditor en general incluye una carta remisoria, los objetivos y alcance del trabajo realizado, el procedimiento de auditoría seguido y los resultados, los cuales pueden presentarse por capítulos (controles generales de TI, controles de aplicación, controles automáticos y cumplimiento normativo de TI) o por nivel de criticidad de las observaciones (iniciando con las más relevantes).
Es importante que el informe esté redactado de forma clara y libre de tecnicismos innecesarios. Las recomendaciones presentadas deben siempre estar alineadas con las buenas prácticas de TI y de manejo de la información; así mismo, siempre que sea posible, deben incluirse oportunidades de mejora “puntuales” (medidas de impacto inmediato, de bajo costo y dirigidas a cubrir los temas más prioritarios), y “estructurales” (medidas de fondo, pensadas para resolver en forma definitiva la causa de los problemas). El ingeniero debe recordar que los destinatarios de los informes son la gerencia, la dirección financiera y finalmente el área de sistemas. Constituye una buena práctica que los informes incluyan los comentarios del auditado a cada una de las observaciones de auditoría, así como el plan de acción general que se adoptará para subsanar cada situación. La revisoría fiscal debe llevar a cabo seguimientos periódicos a las acciones adelantadas por la administración para el cierre de las observaciones.
— Informe. El revisor fiscal emite el dictamen de los estados financieros, en el que puede o no, haber un pronunciamiento relacionado con los resultados de las evaluaciones realizadas por el auditor de sistemas en las etapas previas”.
En este punto el revisor fiscal, ya habrá obtenido sus propias conclusiones, pues dependiendo del tamaño de la entidad en la que está ejecutando su trabajo, la complejidad de las operaciones y de la necesidad de obtener evidencia suficiente y adecuada, sabrá si es necesario utilizar el trabajo de un experto en el área de auditoría de sistemas o bien en otra, de acuerdo con las particularidades del trabajo.
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