Ante esto, sugiere opciones como usar los impuestos a las ganancias extraordinarias.
Utilidades de las empresas
El Ministerio de Hacienda arrancó la semana con la publicación de su más reciente edición de las “Notas Macroeconómicas”, en las que asegura que las ganancias de las empresas en los últimos años, han sido un factor fundamental para disparar la inflación en el país, gracias al mayor poder adquisitivo que lograron.
Dicho de una forma técnica, según esta cartera, el aumento del costo de vida observado en 2021 y 2022 fue una consecuencia del aumento en las ganancias, lo cual estaría asociado a un mayor poder de mercado por parte de las empresas.
Por medio de un comunicado agregó que “las utilidades de las firmas han sido el factor que más ha aportado al aumento de la inflación, lo que estaría asociado, principalmente, a un mayor poder de mercado de las empresas, luego de la pandemia”.
“Lo anterior obedece, principalmente, a que las firmas aumentaron sus precios aprovechando un mayor poder de mercado, originado en la presencia de disrupciones de oferta exacerbadas por una creciente demanda”, agregó.
Esta afirmación generó posiciones encontradas entre los analistas, quienes por un lado resaltan que nace de un informe que aporta las pruebas necesarios, mientras que por el otro señalan que no se están teniendo en cuenta todas las variables y formas de funcionamiento de la inflación en la actualidad.
Para Juan Carlos Echeverry, exministro de Hacienda, lo primero que hay que tener en cuenta es que las utilidades son “ex-post”, razón por la cual considera que no tienen incidencia directa sobre el costo de vida.
“La inflación se dio en todos los países al mismo tiempo, por razones bien identificadas. Las empresas colombianas cómo causaron inflación en Brasil o Chile? o ¿se coordinaron todos los capitalistas post-covid? Lo característico es que se demoró en bajar”, explicó.
Echeverry agregó que en esto no se puede pasar por alto que “el mismo ministro (Ricardo Bonilla) dice que la tasa impositiva de empresas es demasiado alta” y criticó la recomendación de poner más impuestos a las empresas “a las que en 2021 les subieron la tasa de renta de 30% a 35%. Eso sí que acabaría con la producción y crearía presiones inflacionarias. Es contradictorio”.
El reporte del Ministerio de Hacienda agrega que este fenómeno inflacionario se siente con mayor fuerza en los sectores minero y agropecuario, señalando que pese a que inciden en el costo de vida, no han generado mayor valor agregado en los últimos años.
Ante esto, Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, explica que el documento replica una metodología contable de descomposición del deflactor del PIB propuesta recientemente por el FMI, la cual está en un documento de trabajo que no ha surtido un proceso de revisión estándar de pares para su publicación como artículo académico.
“El documento técnico solo muestra un modelo en donde el mayor poder de mercado amplifica las presiones inflacionarias, pero no es calibrado para el caso colombiano, ni tampoco determina cuál es el poder de mercado agregado o sectorial en Colombia. Acá solo se pueden extraer algunos datos interesantes sobre la descomposición del deflactor, pero no recomendaciones de política”, explicó.
Este tipo de hechos de los que habla el Ministerio de Hacienda, son catalogados por esa cartera como episodios de “sellers inflation” (inflación del vendedor), los cuales “generan la necesidad de abordar esta problemática a través de un conjunto diverso de herramientas de política (...) como windfall taxes o impuestos a las ganancias extraordinarias de ciertos sectores”, dijo Minhacienda.
Ante esto, Henry Amorocho, profesor de la Universidad del Rosario, sostiene que no se pueden avalar este tipo de medidas, ya que da “una impresión muy ligada a la tendencia de que ahora hay que buscar el problema inflacionario cuesta arriba, es decir, saliéndose de los balances y pasándose al estado de pérdidas y ganancias”.
“Eso no es sino, con todo el rigor de la academia, reconocer que no he tenido el manejo para llevar a cabo un control adecuado que permita que los precios se asignen con armonía de principios de mercado pero sin exceso (...) en una economía mixta, regulada por el Estado, con patrones de intervención en la economía como tenemos hoy, indiscutiblemente el sector privado no puede hacer lo que quiera con los precios”, dijo Amorocho.
Por último, el analista y asesor de mercados, Gregorio Gandini, dijo que “estoy de acuerdo en el enfoque de buscar políticas que propendan la competencia para evitar la fijación de precios por parte de las empresas. Pero es necesario tener en cuenta que hay un factor crucial nuestro particular y es el aumento del ACPM que puede seguir impulsando esta ‘seller’s inflation’”.
Gandini fue enfático en señalar que estos estudios se basan en otra medida de inflación que es el deflactor del PIB y no el IPC, con la cual se evalúan otros impactos del costo de vida, que son fundamentales para entender a fondo lo que pasa con la economía. En los últimos nueve meses, el costo de vida en Colombia pasó del 13,34% al 9,28% y la expectativa del Gobierno es que pueda cerrar este 2024 por debajo del 5%, aunque reconoce que hay muchos desafíos por superar.
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