martes, mayo 30, 2023

Unicornios, no es cuento de niños

 Los unicornios requieren de mucho capital para poder crecer y ganar participación de mercado.


Cuando mi hija menor tenía 5 años le encantaba ir a la casa de su tía a jugar con sus primas. El lugar contaba con una vista privilegiada sobre los valles de Risaralda y del Cauca, ubicado en el sector de cerritos en Pereira. Cuando le preguntaba a María del Mar qué era lo que más le gustaba de ir, me contestaba sin titubear que obviamente era por los unicornios que se veían allí, pues habían visto uno.

Con esa misma esperanza con que mi hija pasaba los domingos tratando de ver unicornios, escuché por varios años a amigos inversionistas y comisionistas de bolsa, hablando -con creencia casi religiosa-, de qué tal o cual compañía sería el próximo Unicornio colombiano o mejor aún, ¡latinoamericano!.

Un día pregunté, ¿qué es un unicornio? “Pues un caballo con un cuerno de colores que además es mágico”, me contestó mi hija. “Pues un emprendimiento en etapa temprana, pero con valoración por encima de los US$1.000 millones, resultante de varias rondas de inversión de capital”, me dijeron mis amigos.

¿Y de qué viven? volví a preguntar. “Pues viven y crecen de esa plata que entra principalmente como inversiones de capital y en algunos casos como préstamos bancarios”.

Entonces, afirmé, imagino que genera muchas utilidades, para poder pagar los créditos y recompensar a los inversionistas. Pues no, ¡pero eso no es lo importante!, recibí como respuesta.

Ah, ¡fíjate tú!, contesté yo. Por favor ¿me explicas? “Sí, lo importante es que se gane participación de mercado, lo que a su vez impulsa el precio de la acción. Después se lista la compañía en una bolsa de valores y se lanza una oferta pública de acciones, de forma que los fundadores e inversionistas tempranos tengan su retorno, y ahí si todos ganamos”.

Es decir, ¿cuando el unicornio ya está generando ganancias? “No necesariamente, no has entendido el punto”, me fustigaron. “Ah ver te explico, ¿Has oído hablar de Netflix o Uber?”. Dándome cuenta de que ya me consideraban un troglodita, dejé que expusiera el ejemplo, con el cual entendí perfectamente, o eso creo.

Los unicornios requieren de mucho capital para poder crecer y ganar participación de mercado. Ese capital usualmente provenía de inversionistas ávidos de retornos más altos que los que durante décadas se obtenían en los mercados de deuda. Ahora con una inflación al alza, producto en gran parte por los estragos que la pandemia causó en las cadenas de producción, los bancos centrales, FED y demás suben tasas para tratar de controlar la tendencia alcista.

Es decir, esos inversionistas que hacían fila para invertir en unicornios, prefieren ahora las comodidades de tasas relativamente altas y con bajo riesgo que ofrece un bono del tesoro americano u otros bonos soberanos.

Ahora sí mágicamente, ese tierno unicornio se convierte en un ser medio muerto medio vivo, que necesita permanentes inyecciones de dinero para poder deambular en su intento de consolidarse, listarse en bolsa y adelantar la anhelada oferta pública de acciones; pero esta vez, los recursos vienen principalmente en forma de deuda que toca pagar y con intereses.

Con esta nueva realidad, las manadas de caballos míticos, empiezan a desaparecer tan rápido como mi hija pasó de querer ver unicornios, a ver videos de Shakira bailando en YouTube, algo un poco más real y ya no cuento de niños.

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