Expertos aseguran que el mayor golpe viene del aumento en los precios, y se requiere de la política monetaria.
La semana pasada el Presidente Gustavo Petro mostró nuevamente su descontento con las medidas de política monetaria que ha tomado el Banco de la República desde septiembre de 2021, y que, con el objetivo de contener la inflación, han llevado a la tasa de interés del Emisor a un nivel de 10%.
“El Banco de la República ha elevado de 1,75% la tasa de interés a 10% en un año, ¿permitirá crecer? ¿permitirá la reactivación económica de la que tanto se ha hablado? ¿el desarrollo de la economía popular? (...) Entonces, ¿por qué lo hacemos? Ha crecido la tasa de interés, mundialmente tenemos una recesión a la vista, y la tasa de interés incrementada en Colombia servirá de correa de transmisión de la recesión mundial al interior de la economía colombiana”, dijo Petro en el Congreso Nacional de Acopi.
Pero para los expertos, la relación entre los tipos de intervención, la inflación, y el crecimiento, es un asunto con varios matices.
“Es un tema complejo, porque realmente el origen del malestar económico tiene que ver con el problema de precios de energéticos, cadena de suministros y la desaceleración en China que está causada por el covid. Las tasas de interés lo que están es respondiendo es a ese choque inflacionario que se está configurando a nivel global”, explicó José Ignacio López, director ejecutivo de investigaciones económicas de Corficolombiana.
Según el experto, lo que los aumentos en los tipos de interés están tratando es evitar que ese choque inflacionario sea persistente o genere expectativas de inflación que se prolonguen en el tiempo.
(Banrep vs. inflación: qué está haciendo el Emisor para bajar precios).
“Las tasas de interés no son el origen de la recesión. Son una respuesta al choque que está generando la desaceleración económica, pero en esa discusión hay que calibrar bien la respuesta de política monetaria y es lo que todos los bancos centrales están tratando de hacer, y no es una tarea fácil. Una mala calibración sí puede llevar a que haya una contracción en la actividad económica por unas tasas de interés reales muy altas”, argumentó López, quien aseguró que en Colombia las tasas no están en niveles muy altos en términos reales.
Por su parte, Carolina Monzón, gerente de investigaciones económicas de Itaú Colombia, dijo que los incrementos en las tasas de interés han sido consecuencia de una inflación que ha venido sorprendiendo al mundo cada vez más al alza. Según Monzón, la esencia de la inflación hace que se puedan dar desaceleraciones importantes en las economías para el siguiente año. “Los bancos centrales lo que están es tratando de contener estas presiones, los desbalances macroeconómicos que tienen los países, niveles elevados de deuda, de déficit externo, que pueden acentuar mucho más los riesgos en un momento como estos de elevada inflación”, aseguró.
José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda y Leonardo Villar, gerente del Banco de la República.
De acuerdo con la economista, el origen de la inflación parece estar sustentado no solo en choques de oferta, sino también en una recuperación de la demanda como consecuencia de la postpandemia.
“Sí vamos a ver una fuerte desaceleración de las economías el próximo año, pero los bancos centrales también están utilizando la herramienta que tienen disponible, la tasa de interés, porque ante niveles más altos de inflación la capacidad adquisitiva se ve contenida. El gran reto que están viendo las autoridades monetarias es tratar de controlar los precios aún cuando veamos un escenario de desaceleración en términos de actividad”, dijo Monzón.
Munir Jalil, economista jefe de BTG Pactual para la región andina, coincidió con López en que ‘todo arranca con la inflación’, y asegura que esta tiene dos orígenes: factores de demanda y factores de oferta.
(Por qué los empresarios ya sienten el peso de las tasas de interés).
“Algunas personas, que me atrevería a decir son quienes le ponen un tinte político a la cosa, dicen que la inflación es un fenómeno de oferta, y llegan a concluir que no hay necesidad de hacer movimientos de tasas para controlar la inflación. Tenemos a los que creemos que en verdad la inflación se genera por los dos fenómenos, y entendemos que se hace necesaria una respuesta fuerte de parte de los bancos centrales. Ahí es donde se genera la discusión”, dijo.
Jalil reiteró que, en el caso particular de Colombia, que es una de las economías que más está creciendo en el mundo, el crédito también viene creciendo a tasas de más de 20%, y cuestionó que dado que en el primer semestre se vio una dinámica del consumo demasiado disparada, “poder seguir diciendo ante esa evidencia que el fenómeno inflacionario es solo de oferta se sale de un argumento técnico y entramos en un argumento ideológico”.
Jalil sostuvo que “el actuar con poca contundencia se está pagando”, pero que la subida de las tasas de interés sí va a desacelerar la economía porque hará que el crédito sea más costoso y vía a eso frena el consumo.
“De la misma manera en que no se puede tapar el sol con un dedo de la inflación generada por los factores de demanda, mal haríamos en decir que subiendo las tasas no se va a desacelerar la economía, porque ese es el objetivo”, concluyó Jalil.
Perspectivas para el próximo año apuntan a un crecimiento bajo
Para 2023 se tiene prevista una desaceleración a nivel global, que afectará tanto a las grandes economías como a los países emergentes.
La semana pasada el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó sus proyecciones, y aseguró que la actividad económica mundial está experimentando una desaceleración más fuerte de lo esperada y con una inflación mayor a la registrada en las últimas décadas.
Para América Latina y el Caribe el FMI rebajó en tres décimas su pronóstico de 2023, a 1,7%. En el caso puntual de Colombia, aunque el organismo prevé que tendrá el mejor desempeño de la región en 2022 (7,6%), el FMI recortó también su proyección del próximo año, a 2,2%.
En las últimas semanas Colombia ha visto también una reducción en los pronósticos desde varias entidades, el Ministerio de Hacienda rebajó su apuesta a 1,8%, mientras que el Banco de la República espera apenas un 0,7%.
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