Así está Colombia en brecha de género en inclusión financiera.
Sobrediagnosticada la brecha en la inclusión financiera de mujeres, población rural y jóvenes; el sector público y privado trabajan para incluir en el próximo Plan de Desarrollo estrategias que permitan superar la brecha de inclusión financiera que persiste. Esa es una de las tareas en las que participa ahora la Fundación de WWB Colombia que celebra 40 años de operaciones.
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De acuerdo con la Fundación, el año pasado se beneficiaron 15.241 personas en los programas de la entidad y se destinaron $21. 933 millones en su gestión del cierre de brechas, de los cuales $2.015 millones se enfocaron en la generación de conocimiento de calidad y otros $1.367 millones en la inversión de impacto social con perspectiva de género.
Entre sus programas está Reactívate en 14 municipios del Valle y 3 del Cauca. Es un plan transitorio creado en 2020 para atender a más de 3.000 personas emprendedoras en el marco de la emergencia por la pandemia.
La estrategia logró una disminución del 14% en el número de hogares participantes con alta vulnerabilidad económica.
Es así como el éxito del modelo de la Fundación está en su tarea de acompañamiento y financiación. En 1982, con sus propios recursos, un grupo de mujeres en la ciudad de Cali constituyó la Fundación con el fin de generar inclusión financiera para las mujeres en situación de vulnerabilidad socioeconómica mediante el microcrédito.
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En 2011, creó el Banco W y enfocó sus esfuerzos en programas que fomenten la equidad y la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres, más a la de la financiación. John Hammock, cofundador de la Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano de Oxford, quien en esta semana estuvo en Cali en la celebración de las cuatro décadas de la Fundación, destacó los resultados de la gestión.
“Este modelo colombiano es diferente porque muchos de los bancos de microfinanzas ahora se han concentrado solo en ese tema y el problema del desarrollo no es financiero totalmente, sino que es multidimensional. Hay que atacar la parte financiera y de ahorro claramente, pero también tiene que atacar educación, salud, vivienda.... Tenemos organizaciones que se enfocan en un solo aspecto, pero hay que tener en cuenta que una persona puede sufrir en varias dimensiones y padecer diferentes privaciones”.
Igualmente, subrayó la importancia de que las políticas se alejen de cualquier intención asistencialista si se quieren superar condiciones de pobreza. A su juicio, el esquema de operación de la institución es una solución que da esperanza y una herramienta práctica para que las comunidades puedan salir adelante.
Coincide en ello con Daniela Konietzko, presidente Fundación WWB Colombia, quien planteó que el trabajo social no debe verse como paternalista o asistencialista. “Entre todos se pueda sumar más, pensando en una apuesta de largo plazo de impacto colectivo”, comenta. Cree que la apuesta de atacar la pobreza muiltidimensional tiene dos efectos: atender los servicios financieros acordes a las necesidades de la población, pero hay otro componente en el que no se impulsan habilidades y capacidades.
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PARA SUBSISTIR
Ambos expertos coinciden en la tarea de dar la mano a los negocios de subsistencia como salida a las dificultades económicas y como vía para que surjan desarrollos que puedan impulsar la calidad de vida de quienes apuestan por emprender y de sus entornos.
Hammock sostuvo que el concepto de sector privado no se limita a las empresas grandes, medianas y pequeñas. “Uno se olvida que el sector privado llega hasta el último barrio. La gente sobrevive con sus negocios familiares, a veces de una persona que trabaja desde su casa y logra un ingreso”.
Y añadió que “cuando crecen también se da un impacto social que se extiende a la educación. Si está bien hecho tiene un impacto directo con la población”.
A su turno, Daniela Konietzko, consideró que las empresas informales son el sector privado, si se tiene en cuenta que en América Latina superan con creces las que no son informales y son lideradas por mujeres.
“La mujer invierte tres veces más que el hombre en salud, educación y nutrición para su familia, así que cuando obtiene utilidades eso genera un cambio sistémico en términos de desarrollo económico social para el país”, argumentó.
“Estas organizaciones son dinamizadoras y en la medida que crecen se genera la necesidad de formalización. Para mover los indicadores gruesos hay que acompañar con procesos respetuosos de las diferencias y la diversidad. Las respuestas nos las tenemos nosotros sino las comunidades”, explicó.
La presidente de la Fundación WWB sostiene que no se debe obligar a la formalización porque en muchos casos no da desde el punto de vista económico. Lo que no hay que permitir es que quiebren, puntualizó.
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