Análisis apuntan que el país crecería más que si no hubiera existido la pandemia, pero también se duda de que el repunte sea sostenido.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
La economía de Estados Unidos ha sido una de las grandes protagonistas de la recuperación mundial. No solo al anunciar una caída de ‘tan solo’ 3,5% en 2020, sino también por la posibilidad de que presente el mejor desempeño en décadas durante este 2021.
No obstante, pese al gran optimismo que rodea su evolución, algunos datos recientes y las dudas de que el repunte sea sostenido ensombrecen su buen desempeño.
Independientemente de qué ocurra, nadie duda que Estados Unidos tendrá un buen 2021.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un alza de 6,4%, y la semana pasada la Fed de Nueva York aseguró que esa cifra podría llegar a 7%, lo que sería el mayor avance desde 1980. Incluso, algunos análisis han vaticinado que el alza podría ser similar a los avances tras la Segunda Guerra Mundial.
Según Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research para Colombia, “nuestra estimación es de 6,2% en 2021, pero los datos del primer trimestre apuntan a un buen desempeño, lo que podría apoyar la tesis de un alza mayor. Entre los factores para ello están los programas de estímulo de infraestructura y apoyo a jóvenes, así como el importante ahorro de los hogares, que podría convertirse en gasto. El crecimiento puede ser uno de los más elevados en registro”.
Este optimismo ha llevado a que algunos analistas hayan afirmado que los planes de estímulo de Estados Unidos harán que el país crezca más que lo que lo hubiera hecho sin pandemia en los próximos años.
De acuerdo con Reyes, “en nuestras previsiones, el crecimiento de 2022 es de 5,1%, lo que hace, con el de 2021 dos años consecutivos de muy buen desempeño y logre sobreponerse muy rápido a los efectos de la pandemia, e incluso logre superar el nivel de producto que hubiere tenido si no se presenta la crisis”.
Es cierto que Estados Unidos, previo a la pandemia, no crecía por encima de 3% desde 2015 (3,1%), lo que ha hecho que el promedio de la última década sea de alrededor de 2%. Frente a esto, los datos del FMI prevén un alza de 6,4% este año y 3,5% en el 2022. Pero, eso sí, hacia delante el impulso se enfriaría: 1,4% en 2023, 1,5% en 2024 y 1,6% en 2025 y también en el 2026, lejos del promedio de 3% que apuntan los economistas.
Diego Camacho, economista sénior internacional de Credicorp Capital, apunta que “si bien es probable que se dé este año un crecimiento de 7%, esto tiene que ver por el choque inusual de 2020, y si a ese repunte le quitas el 3,5% del año pasado, da un avance de alrededor de 3,5% real, que no es tan significativo y está en línea con los estímulos. Es decir, su crecimiento este año va a ser notable respecto a otros países desarrollados, pero no creo que sea el caso de un punto de inflexión en su economía que genere ganancias sostenidas en el tiempo”.
Además, según Camacho, hay varios factores hacia futuro que hacen dudar de que la economía estadounidense logre un avance sostenido hacia delante, como es la tendencia hacia el envejecimiento de la población, que la transición tecnológica va a dejar por fuera a un segmento importante, y que la apuesta energética es peligrosa, pues el país no controla la producción de esos equipos ni la extracción de tierras raras.
Cabe apuntar que la semana pasada se conoció el dato de desempleo del país, que volvió a crecer una décima hasta el 6,1%, mientras que algunas cifras de actividad han estado por debajo de las estimaciones de los analistas, lo que ha vuelto a crear dudas sobre el gran optimismo con el que Estados Unidos inició el año.
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