Para Santiago Pardo, el impuesto del cuatro por mil, que no existe en ningún otro país, debería ser eliminado.
Según el reconocido tributarista Santiago Pardo, "no hay momento más inoportuno para plantear una nueva reforma tributaria que este". Y añade: "Recursos sí se necesitan, pero lo que se discute es la fuente, en un país con tasas de tributación del 70 por ciento o más".¿Usted considera que la nueva reforma tributaria, que por ahí se ha anunciado tímidamente, es conveniente en este momento?
La mayor parte de las empresas no están generando utilidades. La amenaza del desempleo ya se volvió una realidad, con una tasa del 21,4 % en mayo. En esas condiciones, con empresas deprimidas y desempleo alto y con cantidades de compañías que están en proceso de liquidación, ¿cómo se puede plantear una reforma tributaria? No hay momento más inoportuno que este.Y sin embargo hay que tapar creo que cerca de 2 puntos del PIB, que es lo que se necesita para poder enfrentar la pandemia. ¿O tengo mal esa cifra?
De pronto, inclusive, el faltante es un poco mayor. El recaudo va a bajar este año cerca de 15 billones de pesos. Los costos de la pandemia pueden estar cerca de 17 billones, una vez esté aplicado todo lo que se ha propuesto hacer. Es decir, estamos hablando de 30, 33 billones de pesos, que es, mal contado, un 3,3 % del PIB.
Entonces, claro que hay una necesidad de recursos...
Nadie discute que el Estado requiere recursos. Lo que se discute es la fuente, en un país que tiene tasas del 70 % de tributación sobre los negocios, sobre las empresas formales. Usted se preguntará por qué no tenemos los recursos, entonces, para atender todos estos gastos. La razón es que aquí hay dos grupos de contribuyentes: los que tributan, cumplen a cabalidad con sus obligaciones con tasas del 70 %, y los que no tributan, evaden o se dedican a labores de contrabando, a los que muy poco se les hace.Estamos hablando de los que pudiendo tributar no están tributando, sino evadiendo y haciendo contrabando...
Es correcto. Ahí hay un grupo de contribuyentes potenciales, que tienen utilidades, que hacen actividades económicas y que tributan cero. En ese grupo es donde tiene que actuar el Gobierno, y ahí hay entre 40 y 80 billones de pesos, al año, de recaudo que se deja de percibir. Hay que administrar, hacer la inversión que se ha planteado en la Dian, de cerca de 300 a 500 millones de dólares, en modernización de la entidad. Y hacer todo el trabajo de control de la evasión, que existe en otros países.
¿Sigue siendo entonces en Colombia muy cierto que muy poquitos pagan muchos impuestos y muchos no?
Es correcto. Muy poquitos, que son los asalariados y las empresas organizadas del país que tienen cargas de tributación altas, ahí no hay beneficios, no hay escapes de la ley. En ese grupo no se debe incrementar la tributación por ningún motivo. Y lo que existe es un grupo de personas naturales y jurídicas importante, que no paga impuestos, que está al margen de la ley; no es porque tenga beneficios, es porque no les pasa nada al no pagar los impuestos, se dedican a la evasión y al contrabando. Aquí en Colombia uno puede traer, por el correo de las brujas, cualquier mercancía de cualquier parte del mundo y entra sin pagar impuestos. Eso no puede ser.¿No ha llegado la hora de que las personas que tienen más capacidad sigan pagando el IVA, y que a los chiquitos sí se les devuelva, pero no un pedacito, como ahora?
A raíz de la pandemia, en la última reforma tributaria se estableció una devolución del IVA para 700.000 familias de más bajos ingresos. Eso, que implicaba un proceso administrativo muy complejo, ya se logró. El Departamento de Prosperidad Social en eso ha hecho una labor extraordinaria. Hoy hay 700.000 familias que están recibiendo una devolución pequeña, pero ya la reciben. Es el momento de que al IVA se le haga una extensión de la base gravable, para gravar muchos otros productos de la canasta familiar, de suerte que lo paguen las personas de más altos ingresos, pero las de más bajos obtengan la devolución.
Aquí en Colombia uno puede traer, por el correo de las brujas, cualquier mercancía de cualquier parte del mundo y entra sin pagar impuestos. Eso no puede ser
En el país, los enemigos del Gobierno no dejaron que entendiéramos esta propuesta. Gravar con el IVA toda la canasta familiar, pero devolvérselos a los más vulnerables...
E inclusive con una ventaja. La devolución es anticipada al consumo de la gente de más bajos ingresos. Es decir, la gente puede recibir el cheque mensual de su devolución.¿Usted cree que faltan más impuestos a la renta, o al consumo?
Colombia gira en torno, básicamente, a tres impuestos que son: el IVA; el impuesto a la renta, y el cuatro por mil. Eso es, digamos, el 70, o el 80 % de los ingresos de la nación. El cuatro por mil hay que eliminarlo. Si están pensando hacer una reforma, eso es algo que no existe en ninguna parte del mundo y que hay que eliminar. En el impuesto de renta y en el impuesto sobre las ventas, seguramente hay que hacer unas correcciones muy pequeñas, pero no modificaciones de fondo, sobre lo que se hizo en la última reforma tributaria. Y en materia de IVA, que es el impuesto indirecto, probado internacionalmente, lo que hay que hacer es una extensión de la base gravable para llegar a que las personas de más altos ingresos tributen sobre todo el consumo que realizan.¿Pero qué se puede defender de la última reforma tributaria?
A capa y espada, lo que hizo en la última reforma en materia de eliminación de la presuntiva; en materia del descuento del ICA en el impuesto de renta; el descuento del IVA de los bienes de capital, y la reducción de la tarifa de los dividendos del 15 al 10 %. Las propuestas que se han oído respecto a que se eliminen esos tratamientos van en el sentido contrario, buscan que sigamos con tasas de tributación del 70 o el 80 %, lo que hace que el país no tenga posibilidad de recuperarse.
¿Cómo defender en estos momentos esa reforma, que se quedó con la fama de que les bajaba los impuestos a los ricos?
De lo que se trata es de acercarnos a la tasa de tributación internacional. Un país como Colombia, que está abierto y que compite con productos importados que ya cada vez entran más y sin ningún tipo de arancel al mercado, tiene que tener una tasa de tributación similar a la existe en otros países. Para que la tasa de los que pagan no sea del 70, sino sea el 50, o del 40, ojalá fuera del 30 %. Fue una reforma para generar empleo, y crecimiento económico.O sea que de ninguna manera la próxima debe ser una reforma para barrer la última...
No. Algunos de la academia están en contra. El otro día vi un documento de diez economistas, que nunca han manejado una tienda en este país, planteando que es el momento de eliminar estos beneficios. Primero, no son beneficios, esto lo que está haciendo es igualarnos a la legislación internacional. Pero, segundo, en un país que lo que requiere es crecimiento económico, se tienen que dar las condiciones para que ese crecimiento se produzca en cabeza de las empresas del sector privado, que son las que generan empleo. No es el sector público, es el privado.Perdón, pero el exministro de Hacienda Mauricio Cárdenas sostiene estar seguro de que tanto el Presidente como su ministro saben de la urgencia de una nueva reforma tributaria...
Lo que quisiera Cárdenas es que se diera en Colombia una nueva reforma tributaria. Estoy seguro de que en cabeza del Presidente por ninguna parte está pensando que este sea el momento de una reforma tributaria. Más aún, él ya lo dijo: “Este no es el momento”.¿Sigue siendo válido ese concepto de que si se cobran muchos impuestos se van los capitales, mientras que si se ponen muchos impuestos bajitos, se quedan en el país?
No hay duda. Los inversionistas extranjeros hacen cuentas cuando van a invertir en un país, y tienen a su alcance un número de países con posibilidades de lograr la misma inversión. Entonces, cuando un inversionista va a montar una planta en América Latina, empieza desde México para abajo. Al final de muchos factores está el tema tributario, que define en alguna medida dónde se va a hacer la inversión. Uno no puede pretender que, con tasas del 80, o del 90, o del 100 % por ciento, aquí haya cola de inversionistas extranjeros para producir, ganar y entregarle todo al fisco. Eso no existe.
Que el desempleo se haya subido al 21,4 % muestra que nada de lo que se hizo en materia de subsidio al empleo sirvió
Con un desempleo que pasa del 20 %, ¿qué hay que hacer con los parafiscales?
Deben pagarse. Ahora, como se requieren esos recursos para toda la seguridad social, debe asumirlos el Estado.No podemos negar que estamos en una guerra, distinta, pero una guerra. Y las guerras, pues hay que pagarlas. ¿Y con qué se pagan? Pues con la plata de los impuestos. ¿No resulta inevitable esa nueva reforma tributaria?
En una guerra como esta se requieren recursos, pero están en la evasión y el contrabando que están detectados. Son 80 billones de pesos al año que se dejan de recaudar por ese concepto. Hay que trabajar en el control de evasión y del contrabando. Lo que no se puede hacer es seguir recargando el peso de la solución de la guerra en los asalariados y en las mil empresas grandes de este país, que son las que generan el 90 % del recaudo.
Pero con estas cifras de desempleo...
Que el desempleo se haya subido al 21,4 % muestra que nada de lo que se hizo en materia de subsidio al empleo sirvió.No hay nada peor que la muerte. ¿Pero cómo podemos evitar que las consecuencias sean peores que la pandemia misma?
Creo que se debió asumir el costo del cien por ciento de la nómina de las empresas que el propio Gobierno obligó a cerrar. Por ejemplo, si los restaurantes no podían abrir, el Gobierno tenía la obligación moral de haberles entregado a los restaurantes el cien por ciento de su nómina. Ahí hay, por ejemplo, dos millones de empleos que se perdieron. Si los hoteles no podían operar, tenían que haber recibido el cien por ciento de la nómina. Y de esa manera asegurar que no íbamos a generar un efecto de desempleo. Ahora no nos vamos a morir de covid, nos vamos a morir de hambre...¿Pero el Gobierno sí tenía esa plata?
La capacidad del presupuesto que tiene el Gobierno le permite endeudarse sin límite alguno, y eso es lo que hicieron muchos países. Aquí en Colombia, lo que se ha invertido es 1 o 2 % del PIB. En los países desarrollados, en esta pandemia se ha llegado al 20 % del PIB. Una diferencia enorme.
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