Seguramente el uso de esta expresión se escucha en varios escenarios, uno es el de la administración de una entidad, otro desde el punto de vista contable y financiero y otro desde la auditoría, sin embargo, existen puntos comunes, que reflejan riesgos y que de alguna manera prenden las alertas para la toma de decisiones.
Posiblemente desde la administración, hablar de empresa en funcionamiento es una cuestión estratégica que se va ajustando a medida que los objetivos empresariales van mostrando resultados.
Si bien es cierto lo anterior, en cualquier negocio se busca maximizar el capital, desde este punto es posible que la administración sea poco conservadora y se incline por la línea de que a mayor riesgo mayor rentabilidad, estrategía que ha dado resultado a muchos empresarios, sin embargo, a otros también los ha llevado al límite, enfrentándose a perdidas recurrentes, imposibilidad de pagos a terceros, litigios, etc…
Es así como el concepto de “empresa en funcionamiento” para la administración tiene un amplio enfoque y por ende amplias responsabilidades, entre ellas administrar los riesgos e informar a las partes interesadas.
Desde el punto de vista contable y financiero, no solo las cifras muestran lo que está sucediendo en la realidad, sino que los flujos de efectivo son un indicador clave de los resultados de una empresa. Desde el ámbito netamente contable, el cumplimiento de la hipótesis de negocio en marcha o principio contable de empresa en funcionamiento, indica que los estados financieros han sido preparados bajo la base de normal funcionamiento de la entidad, existencia futura y excluye la intención de interrumpir dicha continuidad del negocio o segmentos significativos del mismo.
En razón al cumplimiento de esta hipótesis, la administración está obligada a revelar las incertidumbres materiales relacionadas con hechos o condiciones que constituyen dudas significativas sobre la capacidad de la entidad para continuar como empresa en funcionamiento.
Finalmente, desde la función de auditoría, la cuestión es muy relevante puesto que existe una gran responsabilidad tanto con los accionistas o dueños del negocio como con los terceros y otras partes interesadas, y es la de dar una opinión sobre el cumplimiento del principio contable de empresa en funcionamiento o negocio en marcha.
De acuerdo con lo anterior, se podría concluir que la incertidumbre que pueda existir en la continuidad del negocio, no solo esta dada por el resultado futuro de hechos o condiciones que se relacionan con situaciones financieras, operativas, o de compliance, sino también por la influencia de la administración en la valoración del negocio.
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