sábado, julio 20, 2019

Contador público, la negación no es la solución

El artículo que escribimos sobre que el contador público no es el único habilitado para diligenciar declaraciones de renta ha sido muy mal recibido por la comunidad de contadores, y muchos nos han escrito exigiendo que nos retractemos, y revisando lo  escrito nos reafirmamos en lo dicho con alguna precisión, por las razones que pasamos a exponer.

El papel de Gerencie.com.

Se nos ha acusado de vendidos y de no defender los intereses de los contadores públicos, entre otras cosas, respecto a lo cual planteamos nuestra opinión.
En primer lugar, Gerencie.com es un blog donde se ofrece información de distinto tipo a nuestros lectores, y no ha sido nuestra prioridad el beneficio económico, y por eso toda nuestra información es de acceso libre, gratuito,  sin ningún tipo de restricción, y además nos hemos esforzado por no excedernos en la cantidad de publicidad expuesta, tanto que en la portada o página principal no aparece ninguna, pues históricamente hemos privilegiado la comodidad y experiencia del usuario frente a los beneficios económicos.
Por tanto, no escribimos por motivaciones puramente económicas ni en beneficio de ningún patrocinador, y por eso mismo en el artículo referido se advirtió de la existencia de una circunstancia que podría dar lugar a que se nos acusara de parcialidad o falta de objetividad, por lo que tuvimos la delicadeza de comunicarlo al lector como una muestra de nuestro respeto hacia él.
Nuestro papel ha sido y será ofrecer información para enriquecer el conocimiento de nuestros lectores, ya sean contadores, abogados, empresarios, etc., y en esa medida consideramos que estamos contribuyendo a las distintas profesiones, y naturalmente que debemos procurar algunos ingresos, porque para generar el contenido que ofrecemos gratis al lector debemos incurrir en unos costos, pero no por ello actuamos por motivaciones económicas. Si nuestra motivación fuera el dinero exclusivamente, aceptaríamos muchos más anunciantes de los que tenemos, pero no lo hacemos para no molestar en exceso al lector.

Sobre el origen del articulo cuestionado.

El artículo surge en respuesta al comunicado de la Junta Central de contadores donde se da a entender, o por lo menos así lo entendimos nosotros, que una declaración tributaria no puede ser diligenciada por una persona que no sea contador público, lo que a nuestro entender es equivocado y consideramos que era nuestra obligación hacer esa observación porque aquí no sólo escribimos para los contadores públicos, sino para el lector que no es contador como los pequeños empresarios, trabajadores informales, empleadas del servicio doméstico, etc., con los que también nos sentimos obligados.
El artículo se hizo únicamente en respuesta a la comunicación de la JCC y a la reacción de la comunidad de contadores frente a las nuevas herramientas que han surgido, y no en respuesta a una acción publicitaria.

Mensaje mal transmitido.

Cuando afirmamos que cualquier persona puede hacer una declaración de renta, incluso quien apenas hubiera cursado primero de primaria, lo hicimos en el contexto que aborda la facultad legal para hacerlo, pues estábamos dando una opinión respecto al comunicado por la JCC donde en nuestro entender se deja el mensaje que sólo los contadores están facultados para diligenciar declaraciones de renta.
No quisimos transmitir que no hiciera falta competencia profesional para hacerlo, lo cual es obvio, pues se espera que quien haga algo lo haga bien, máxime si cobra por ello.
Naturalmente que una persona que conoce la legislación tributaria puede hacer un mejor trabajo, y quien sin tener la idoneidad lo hace corre el riesgo de equivocarse, y en cuestiones de impuestos las equivocaciones suelen ser costosas, y en ese sentido no hemos querido demeritar el trabajo del contador.
Lo que quisimos significar es que la ley no exige habilitación especial para diligenciar una declaración de renta, y no quisimos decir que cualquier persona tiene la idoneidad para hacerlo, pues tenemos claro que sólo la persona que conoce la norma, sea contador o no, debería ser quien elabore una declaración. Es simple prudencia y responsabilidad, tanto del que contrata como del que es contratado, o de quien decide hacerlo por sí mismo.
En ese sentido aceptamos los cuestionamientos, pues no transmitimos el mensaje de la forma correcta.

La realidad de la profesión contable.

Hay indignación en la comunidad contable porque han aparecido herramientas que elaboran la declaración de renta a precios competitivos, incluida la Dian que ha incursionado en ese campo con su declaración de renta sugerida sin costo, y esa es una realidad que no podemos ignorar.
Entendemos la frustración del profesional que al despertar se entera que hay una herramienta que hará su trabajo por mucho menos de lo que él lo hace; no es su culpa ni la nuestra, simplemente es lo que hay.
Nosotros simplemente le estamos señalando al contador público que existe una nueva realidad, y la reacción de muchos ha sido la negación y la indignación, lo que no hará que la realidad cambie.
El camino correcto no es matar al mensajero que da una noticia desagradable. Nosotros estamos señalando que el mercado laboral del contador público está cambiando, y puede que no hayamos sido políticamente correctos pero ello no cambia el nuevo contexto que enfrenta la profesión.

La necesidad de que el contador público se adapte.

negacion-resignacion
No es prudente enterrar la cabeza como un avestruz que intenta ignorar el peligro que le acecha. Ser conscientes de la realidad es el primer paso para que tomemos la decisión de adaptarnos. Debemos empezar por reconocer que hay un problema, que hay una nueva condición.
En el caso particular de las declaraciones de renta automatizadas, el contador público debe entender que difícilmente podrá hacer desaparecer esas herramientas, y no está en nuestra mano,  ni es nuestro propósito invisibilizarlas, ni es el papel del estado prohibirlas para proteger los intereses de un gremio, pues se trata del normal transcurrir de la evolución tecnológica, así que entre más pronto aprendamos a convivir con ellas y con las que vengan en un futuro, más rápido buscaremos soluciones y alternativas.
En el artículo referido sugerímos que el contador debe trabajar para agregar valor a su trabajo, un valor que no puedan ofrecer las máquinas, un valor por el que los clientes estén dispuestos a pagar, es simple adaptación.
En la actual economía existe una evolución constante, donde continuamente desparecen oficios y profesiones y surgen otras, o surgen nuevas formas de hacer las cosas, y debemos esforzarnos por seguir el paso que mercan las tendencias, pues el mercado no se va quedar estático para no perjudicar a un profesional que no sigue su ritmo. Es incomodo decirlo, y más admitirlo, pero hay que escucharlo.
Como un ejemplo crudo de adaptación transcribimos el siguiente aparte de un comentario dejado por un lector que cuestiona nuestra posición, pero en el que creemos se auto responde:
«…y bueno tendremos que dedicarnos según esta persona a otras vainas, porque somos del siglo upa!! que mentalidad tan egoísta y tan pobre!! perdónalo Señor porque no sabe lo que hace!!»
Y eso, señores, aunque exagerando, es precisamente lo que se debe hacer cuando lo que hacemos deja de ser negocio... se llama adaptación, o seguir el queso en palabras de Spencer Johnson.
La salida a estos nuevos retos no es lamentarnos, es adaptarnos a los nuevos desafíos.
Nuestra invitación es a que las entidades encargadas de proteger los intereses del gremio de contadores, como los mismos contadores, las universidades, la JCC, el CTCP, etc., tomen acciones encaminadas a brindar las herramientas necesarias para que la profesión de la contaduría pueda ponerse a la altura la de las nuevas circunstancias, de los nuevos retos y desafíos.

De nuestra parte haremos lo que siempre hemos hecho: ofrecer, en la medida de nuestras capacidades,  información libre y gratuita para que cada lector enriquezca sus conocimientos y sus competencias.

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